Este es otro de los posts que Clarín no se bancó, y por la suma de los cuales finalmente censuraron El Martillo.
Lo publicamos por primera vez poco después de las legislativas de 2009, cuando circulaba por la red un spam contra el matrimonio Kirchner. Menos de dos años atrás, ahora todo aquello parece muy lejano. Néstor Kirchner ya no está, y mucha gente comprendió muchas cosas. No así Clarín, su socio La Nación, y sus mentirosos a sueldo, quienes acorralados por la derrota, mienten cada día más, y desesperados como corresponde, cada día peor. Por todo ello y a todos ellos -más que a nuestros lectores-, dedicamos la reedición de este post que Clarín tampoco se bancó.
Lo publicamos por primera vez poco después de las legislativas de 2009, cuando circulaba por la red un spam contra el matrimonio Kirchner. Menos de dos años atrás, ahora todo aquello parece muy lejano. Néstor Kirchner ya no está, y mucha gente comprendió muchas cosas. No así Clarín, su socio La Nación, y sus mentirosos a sueldo, quienes acorralados por la derrota, mienten cada día más, y desesperados como corresponde, cada día peor. Por todo ello y a todos ellos -más que a nuestros lectores-, dedicamos la reedición de este post que Clarín tampoco se bancó.
El Martillo. Comunidad Clarín blogs - Agosto de 2009.
EL MARTILLO SE DEFINE: NO ESTAMOS A FAVOR DEL GOBIERNO
DE PANFLETOS Y OTROS FLATOS
Nosotros estamos a favor de nosotros.
Circula por la red un archivo en cadena contra el matrimonio Kirchner, y nos ha llegado.
Se trata de un laborioso panfleto cibernético, puro texto sin imágenes, extenso pero previsible, precario en su sintaxis, y malhablado pero sin gracia, por no decir vulgar (“si Perón viviera te cagaría a patadas en el culo”).En síntesis, un largo rosario rabioso de afirmaciones sin pruebas, estadísticas manipuladas, generalizaciones insustanciales, chismes baratos y variados insultos. Por todo lo cual no vale la pena comentarlo: el oficialismo podría elaborar una equivalente, y tampoco sería veraz. De hecho, ni la verdad ni la realidad pueden caber en un planfleto apurado por el odio, mal escrito y maloliente como un flato.
Pero como lo recibimos atraído por nuestras opiniones, aprovechamos entonces para definir nuestra posición: nosotros no estamos a favor del gobierno.
Mucho menos nos interesan las personas de Cristina Fernández y su marido, ni qué cartera usa ella, ni cuánto influye él en sus decisiones. Consorte que no opina ni influye, no es consorte, cuál es. Tampoco nos preocupa si son ricos ni cómo lo hicieron. Como argentinos, hemos perdido hace mucho el derecho a la ingenuidad, y está claro que en la mesa del poder nacional sólo juegan los ricos muy ricos: Macri, De Narváez, los hermanos Menem, los Rodríguez Saa, Duhalde, Barrionuevo, millonarios todos ellos continentales, o en su defecto -como es el caso de los radicales-, cómicos esponsoreados por la Santa Iglesia Católica, o por la banca extranjera y sus monopolios multimediáticos, o por la Sociedad Rural , si no hay un golpe a mano. Lo que importa no es cuánto se enriquecen ellos, sino cuánto nos empobrecen o enriquecen a nosotros. Por eso no estamos a favor del gobierno: porque estamos a favor de nosotros.
Estamos a favor de no hincarnos más con la boca bien abierta ante las braguetas aún más abiertas de los jefes de Washington.
Estamos a favor de alinearnos con Latinoamérica, porque nosotros somos latinoaméricanos, no otra cosa, y nos parece todo un detalle que la Argentina presida el Unasur.
Por eso también estamos a favor de cagarnos públicamente en el FMI, y resolver ese raro asunto antiguo de la deuda externa como decimos nosotros y no como quieren ellos. Si nos equivocamos, mala leche, ellos ya se equivocaron mil veces y siguen hablando, que se callen.
También nos parece bien que el negocio de cuatro se haya vuelto el fútbol para todos.
Y nada eso significa que estemos a favor de este gobierno. En absoluto.
Sí estamos a favor de jubilar un millón y medio de personas para las cuales los gobiernos precedentes no tuvieron nunca otro plan que arrojar de manera sistemática al abismo de la miseria en la vejez. Nosotros no olvidamos cuando nuestros viejos amanecían colgados de los árboles y Norma Plá daba risa por la tele.
Por eso también estamos a favor de calzarse los cojones y enfrentar a los poderosos por multinacionales laboratorios de medicamentos, cuyos temibles lobbys ningún presidente quiso nunca enfrentar, pues imponer la ley de genéricos sólo podía beneficiar a los más pobres, que eran los que menos importaban.
Además nosotros, los que el 24 de marzo de 1976 cumplíamos 20 años, nosotros, exactamente nosotros, siempre quisimos ver en cana a Martínez de Hoz, a Videla, a Bussi, a Luciano Benjamín Menéndez, a todos los que Alfonsín justificó, Menem indultó y De la Rua temió… y que hoy pasean por las calles en una jaula. Y no es resentimiento: es justicia.
Encima nosotros -yo-, que durante más de 25 años ejercimos el periodismo en la Argentina , conocemos bien por dentro el poder, la extensión y el alcance de fuego de los grandes medios, y recordamos mejor aún cómo se comportaban Clarín y La Nación durante los años de la dictadura, y no ignoramos en absoluto la rarísima historia de Papel Prensa, y por eso estamos a favor de que alguien se plante y les diga a todos estos: ustedes de aquì no pasan.
También estamos a favor de rescatar urgentemente -aún poniendo dinero del bolsillo de los que lo tengan-, a toda esa adolescencia que tanto nos espanta ahora y que tan poco nos importó cuando nació, hace más o menos quince, dieciséis años, cuando sus hogares estallaban y se astillaban detonados por los efectos del uno a uno, y cuando sin embargo entonces, estos mismos sectores hoy tan crispados, iban y venían de Punta Cana cargados de baratijas cagándose en todo. Quién da dicha ayuda, y cómo la llamen, no nos interesa. Asignación universal por hijo, Cristina de Kirchner, no nos importa. Nosotros estamos a favor, no del gobierno, ni siquiera de la medida tomada por el gobierno: nosotros estamos a favor de todos esos pibes, de todos nosotros…
Para ser precisos y concisos: nosotros estamos a favor de un modelo de país que contenga y exprese todas sus complejidades étnicas y culturales, y que aspire a una sólida independencia económica que nos permita entonces una auténtica soberanía política, a partir de la cual –y a través del estado si así hiciera falta-, ejercer una verdadera justicia social... De eso estamos a favor nosotros, y para no ser ingenuos, somos flexibles, y agregamos abajo: “o de cualquier cosa que hacia allí se dirija o se le acerque”.
Incluso entendemos que mucha gente esté en contra de este gobierno, o de la presidenta y su marido, o de la ropa que usan, o del peinado de ella y el despeinado de él. Gustos son gustos.
Lo que no nos gusta, dicho sea de paso, es que no les gustemos nosotros, que somos tan luego los pibes, los jubilados, los laburantes, los desocupados, los artistas, los pobres, los desaparecidos, sus nietos y sus padres; los que no choreamos con Videla ni con Menem ni con nadie; los que nos tragamos al último Menem y los dos abortos radicales de Alfonsín y la Alianza , y por eso mismo jamás los olvidamos…
Nosotros no estamos a favor de este gobierno, es más: nosotros, por darle el gusto a todos los otros, nos pondríamos en contra del gobierno… si no fuera por el miedo y la vergüenza de salir en la foto con ellos, con los hermanos Menem y los Rodríguez Saa, con Luis Barrionuevo, con el temible Macri y el extraño De Narvaez, con la explosiva Carrió (¡y que nos explote justo cuando estamos al lado!); y mucho menos con Biolcatti o Bergoglio, ni hablar de Magneto y doña Ernestina, no, jamás… porque estos tampoco están a favor del gobierno, pero mucho menos están a favor de nosotros.
Por eso nosotros, que no estamos a favor del gobierno, generamos sí dicha ilusión óptica, pues por primera vez en nuestra vida, la Argentina tiene un gobierno que está a favor de nosotros.
Que los hombres y mujeres que lo componen no consigan pasar por el detector de santos, no nos asusta. Mucho menos cuando vemos los demonios que enfrentan.
Nosotros preferimos esta foto.
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