////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///
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lunes, 27 de diciembre de 2010

LOS CHISTES DE PERÓN... o la revolución a dedo...

Los chistes de Perón


Si alguna vez los argentinos consiguiésemos el nirvana tangible de una divisa estable, esa nueva moneda debería llevar impresa, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón; como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso, grabara así la riqueza de nuestras más hondas contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría siempre que revela el humor. Por ello aquí El Martillo, en un gesto estético histórico -pero histórico por estético-, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, así la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.

Se acababan los 60 y se agitaba la Argentina allá en Madrid. Los peronistas iban y venían de Buenos Aires a Puerta de Hierro con las bendiciones -o no- del general. Allí se definían políticas, estrategias, planes de lucha... En una reuniòn de aquellas, entonces, un grupo de estos peregrinos y el general, deciden redactar una proclama. Perón allí toma su máquina de escribir y comienza a tipear con sus dos dedos índices. Uno de los presentes, mecanógrafo de competición, le sugiere que lo deje escribir a él, quien toma la posta y con todos sus dedos le imprime al documento una velocidad de aplauso.
Perón, admirado, comenta:
-- ¡Lo que hubiera hecho yo con los diez dedos, si con dos nada más armé el despelote que armé!




miércoles, 22 de diciembre de 2010

Los chistes de Perón... Actriz invitada: Ava Gardner.

Los chistes de Perón



Si alguna vez los argentinos consiguiésemos el nirvana tangible de una divisa estable, esa nueva moneda debería llevar impresa, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón; como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso, grabara así la riqueza de nuestras más hondas contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría siempre que revela el humor. Por ello aquí El Martillo, en un gesto estético histórico -pero histórico por estético-, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, así la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.




En Puerta de Hierro, Madrid, donde pasó la mayor parte de su destierro, Perón, tenía de vecina a la actriz norteamericana Ava Gardner, quien también lo admiraba, y con la que mantenía una relación cordial hecha de encuentros casuales en sus paseos por el barrio.
Cierta vez, recuerda Pavón Pereyra, Perón y la Gardner se cruzan por la calle, se saludan y charlan, y ella, visiblemente abatida por una noche agitada, se confiesa y se disculpa por no sacarse sus lentes oscuros. Perón le comenta:
-- Lo único malo del pecado, es que deja huellas…




viernes, 10 de diciembre de 2010

LOS CHISTES DE PERÓN: grandes y pequeños de la historia argentina...

Los chistes de Perón


Si alguna vez los argentinos consiguiésemos el nirvana tangible de una divisa estable, esa nueva moneda debería llevar impresa, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón; como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso, grabara así la riqueza de nuestras más hondas contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría siempre que revela el humor. Por ello aquí El Martillo, en un gesto estético histórico -pero histórico por estético-, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, así la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.



Amadeo Sabattini manejaba la UCR a nivel nacional desde Córdoba y sin moverse, cuando se venían las elecciones de 1946.
Tiempo antes, con espíritu frentista siempre, Perón viajó hasta él para ofrecerle una fórmula conjunta.
Sin embargo, para su sorpresa, Sabattini quería encabezarla,  no secundarla. Perón entonces le recordó el hecho sustantivo:
-- Los votos los tengo yo, Sabattini…
Sabattini igual no dio el brazo a torcer y así el acuerdo fue imposible. Con los años, en una entrevista, Perón comentaría el episodio:
-- A SAbattini lo perdió una pequeñez con olor a peperina…

domingo, 5 de diciembre de 2010

Los chistes de Perón.... ¡qué jugador!...

Los chistes de Perón




Si alguna vez los argentinos consiguiésemos el nirvana tangible de una divisa estable, esa nueva moneda debería llevar impresa, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón; como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso, grabara así la riqueza de nuestras más hondas contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría siempre que revela el humor.
Por ello aquí El Martillo, en un gesto estético histórico -pero histórico por estético-, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, así la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.



En los pródigos inicios del primer peronismo, los principales clubes del fútbol argentino, estaban ya endeudados. En nombre de la AFA, entonces, pidieron una audiencia con el presidente Perón, a fin de conseguir ellos también algún subsidio, alguna prebenda, en fin...dinero.
La anécdota nos la refirió alguna vez Juan José Taccone, el mítico dirigente de Luz y Fuerza, quien, a la sazón, no recordaba cuántos y cuáles eran exactamente los presentes. Pero el dato que importa es que faltaba uno: José Amalfitani, el no menos mítico presidente de Velez Sarfield.
Perón ya sabía quién faltaba y por qué, pero pícaro dijo…
-- Acá falta un club…
-- Sí –respondió un presente-, Amalfitani… pero es que él no necesita ayuda...
Y allí nomás Perón resolvió el problema:
-- Pero  entonces ustedes tienen que preguntarle a él cómo arreglarse, no a mí.


* * *

domingo, 28 de noviembre de 2010

Los chistes de Perón y la cabeza de Braden...

Los chistes de Perón

Si alguna vez lo argentinos consiguiésemos el nirvana tangible de una divisa estable, esa nueva moneda debería llevara impresa, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón; como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso, grabara así la riqueza de nuestras contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría siempre que revela el humor.
Por ello aquí El Martiyo, en un gesto estético histórico -pero histórico por estético-, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, así la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.




Poco antes de las elecciones del 24 de febrero de 1946, el embajador norteamericano Spruille Braden, viendo venir inevitable la derrota de su Unión Democrática, visitó al coronel Perón en su despacho de la secretaría de trabajo, y le propuso, en sucio español, colmarlo de favores si él se ponía al servicio de su gobierno una vez que llegara al poder…
Perón, divertido, se mostró complaciente y le explicó.
-- Si por mi fuera… pero sabe qué pasa, acá, en mi país, a los que hacen esas cosas, los llamamos hijos puta.
Braden, inmediatamente ofendido, se retiró tan rápido que hasta olvidó su sombrero. 
Aunque Perón después aclararía:
-- Más que el sombrero, Braden se olvidó la cabeza.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

LOS CHISTES DE PERÓN - HOY: Lo que importa es la salud



Los chistes de Perón

Si alguna vez lo argentinos consiguiésemos el nirvana tangible de una divisa estable, esa nueva moneda debería llevar impresa, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón; como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso, grabara así la riqueza de nuestras contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría siempre que revela el humor.
Por ello aquí El Martillo, en un gesto estético histórico -pero histórico por estético-, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, así la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.


Hombre de campo, de hábitos austeros, chapado a la antigua, dijéramos, cuidaba su salud según sus propios instintos, escapando de los médicos y de la medicina, aunque igual que todos, hubo de sufrirles. Decía que “si uno se siente bien, lo más probable es que esté bien”. Pero en el totalitarismo de su sueño unificador, trataba de no excluir a nadie.
Cierta vez sintetizó así su relación con los médicos, la medicina y las medicinas.
-- Cuando me siento mal, por supuesto voy al médico, porque comprendo que el médico tiene que vivir. Y cuando me receta un remedio, voy y lo compro, porque el farmacéutico también tiene que vivir. Pero cuando salgo de la farmacia,  tiro el remedio, porque yo también tengo que vivir.

sábado, 20 de noviembre de 2010

LOS CHISTES DE PERÓN - HOY: "Un luchador verdadero"





Los chistes de Perón




Si alguna vez lo argentinos consiguiésemos el nirvana tangible de una divisa estable, esa nueva moneda debería llevar impresas, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón; como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso, grabara así la riqueza de nuestras contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría siempre que revela el humor.
Por ello aquí El Martiyo, en un gesto estético histórico -pero histórico por estético-, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… 
Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, así la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.




Rememoraba Perón los primeros tiempos del peronismo cuando organizaban de apuro el primigenio Partido Laborista porque rápido la victoria se les venía encima:
-- Nosotros habíamos advertido que la política argentina era una especie de cacha-cascán, donde todos se peleaban para la platea, pero despuès estaban todos de acuerdo. Entonces nos preguntamos qué pasaría si nos presentábamos a pelear limpiamente… Y bueno, pasó lo que pasó: nos quedamos con todas las apuestas.

lunes, 15 de noviembre de 2010

LOS CHISTES DE PERÓN: y dale al bombo...

Los chistes de Perón




Si alguna vez lo argentinos consiguiésemos el nirvana tangible de una divisa estable, esa nueva moneda debería llevar impresa, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón; como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso, grabara así la riqueza de nuestras contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría siempre que revela el humor.
Por ello aquí El Martiyo, en un gesto estético histórico por estético, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, también la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.



Recién elegido presidente por primera vez, apenas mudado a la Quinta de Olivos; pronto fue advertido ante la verborragia desefranada del peluquero oficial de la presidencia.
Así avisado, en su primer encuentro, ya frente al espejo, en cuanto el fígaro solícito le preguntó, “cómo quiere que le corte, mi General”
Su general sonriente respondió:
-- Calladito, por favor...