Con este post recomponíamos en agosto de este año la primera destrucción de nuestros archivos por parte de Clarín blogs en El Martillo. Luego, en noviembre, lo volvían a hacer clausurándonos y expulsándonos, honrrosamente, de su comundiad.
Lo reponemos intacto ahora porque es una buena manera de mostrarle a Clarín que lo que ellos destruyen es indestructible, y porque lo dicho entonces, lejos de perder vigencia con el tiempo, la ha ganado.
Cosa frecuente cuando se trata de una auténtica profecía.
* * *
Europa empezó a terminarse (otra que Nostradamus)
LA RABIA DE LAS CAPITALES
Atenas hoy... o Madrid, o Roma, o Lóndres...
(cada día es más difícil distuinguirlas entre las llamas)
Retomamos aquí uno de los temas acaso más caros al Martillo porque alberga en sí la mayor y más terrible de sus predicciones: el nuevo final de la vieja Europa, que ya ha comenzado.
Lo dejamos escrito a poco de inaugurar el blog en un post del 16 de noviembre de 2008, titulado con urgencia Europa se termina otra vez, y el cual reproducimos al pie de éste (*); no tanto porque también aquél censuró Clarín de nuestra categoría Mundo Mundial, ni siquiera para sostener con hechos nuestras palabras, sino y sobre todo, por su espantosa vigencia. Los incipientes disturbios que ahora incendian y destruyen las calles de Atenas, Berlín, París, Madríd, Roma -y otras ciudades que así estallarán por simpatía-, son sólo eso: disturbios incipientes de algo mucho peor que recién comienza.
Porque dejamos en claro desde ya, que lo que El Martillo predijo y predice, no es un crack-up económico con sus correspondientes desórdenes sociales y sus consecuentes convulsiones políticas, no. Eso ya está en marcha...
Lo que predecimos sin metáforas ni cuartetos, es una nueva guerra multinacional cuyo campo de batalla será otra vez Europa, y la cual, seguramente -por razones de narcisismo histórico-, será llamada un día Tercera Guerra Mundial... Pero no -tranquilos-, al igual que en las dos anteriores, no participarán todas las naciones de la Tierra. Ni siquiera la mayoría.
Roma.
Y que no se extrañe el lector si lee aquì lo que no encuentra sin embargo en los grandes medios, porque los grandes medios, enceguecidos como están por salvar exclusivamente su telaraña de negocios, ya no pueden anticipar ni siquiera las navidades.
Lo decimos porque fue tan luego Clarín quien informó sin darse cuenta que otra vez Europa ya empezó a terminarse.
Fue hace algunas semanas, cuando un recuadrito escuálido en su página de internacionales, anunciaba como se anuncia un vuelo de línea que París y Washington habían protestado ante Berlín por una maniobra con bonos muy compleja de explicar (sobre todo para nosotros que no la entendimos), pero que demostraba claramente que Alemania había intentado salvarse sola de la crisis… Se comprende así la protesta de París y Washington en circunstancias tan delicadas para la “Unión” Europea… (Washington no es parte de la Unión Europea, pero sí lo es). Sin embago pocos días despuès, el mismo diario, en otro recuadrito no menos insustancial que el anterior, nos informaba que, de pronto “Alemania desconfía de Francia”, porque parece que entonces eran los franceses quienes habrían intentado salvarse por las suyas reventando a escondidas unos bonos de los griegos. Y leemos entonces:
“Según una información del semanario alemán Spiegel , el Bundesbank teme un complot entre el Banco Central Europeo (BCE) y los bancos franceses para ayudar a estos a deshacerse de sus activos griegos”.
O sea, en dramática síntesis: los unos desconfían de los otros, mientras los otros se deshacen de los demás.
Tal es el espíritu de fraternidad sobre el cual se fundamenta la continuidad de la Nueva Unión Europea, esa suerte de patria grande cosida de apuro por un conjunto de pueblos que nunca se quisieron, que siempre se pelearon, que llevan más de cinco milenios dibujándose, desdibujándose y redibujándose sobre el mapa de siempre sin calmarse jamás…
Asi nació el euro, ese sueño imposible en los hechos, y que ya se terminó por mucho que se hagan los dormidos.
Un día hacia fines del siglo XX Alemania y Francia descubrieron que sus industrias fabricaban un montón de cosas tan caras, que ya nadie se las compraba..
A falta entonces de un mercado real, se inventaron uno falso: la Eurozona, un rejunte de naciones que nunca ni siquiera se entendieron, pero que de pronto estaban llenas de personas dispuestas a comprarse de todo, aunque, lamentablemente, sin efectivo encima… ¡No importa!, les dijeron muy amables los franco-alemanes: “Nosotros les prestamos cuanto quieran, y después, dentro de unos años, ustedes, o sea, no ustedes, los que los suceden a ustedes, vienen y nos pagan.”
Demasiado amables, debieron haber pensado los otros…
Pero no lo hicieron. Al contrario.
Los gobiernos de los distintos países que entonces oyeron la propuesta, al ver que la guita era tan fácil que ni siquiera tenían que devolverla (ellos), se tiraron por supuesto de cabeza.
Ni qué decir de sus cansados pueblos sedientos de consumo y de turismo, muchos de los cuales no viajaban más allá de España desde que Colón se cansó de llevarlos…
Chochos todos por fin, en los inicios del 2002 inauguraron el euro, ese frankestein monetario hecho con restos descuartizados de numismáticas muertas, refundidas y resucitadas en un nuevo ser inmortal y perfecto y más chulo que el sol…
Pero sólo siete años duró la luz del nuevo sol, y volvió la noche.
Seite años, nada, un segundo, menos aún en la historia de una civilización anterior incluso al hijo de Dios.
Siete años durante los cuales las extensas clases medias europeas, recordaban esas madres alcohólicas que nunca preguntan de dónde el hijo saca plata el vino… Hasta que una noche llegan los azules, y claro: se llevan al pibe y el vino también.
Madrid.
Igual que en la novela de la Shelley, un día aquél triste frankestein monetario despertó conciente de su aberrante naturaleza, y loco de furia la emprendió contra sus creadores… y contra toda la comarca ya que estaba. Ahora hasta la canciller alemana clama sin vueltas por “salvar el euro”, mientras la palabra “desintegración” baila desnuda en todo su esqueleto cada vez que se analizan seriamente conceptos como eurozona, comunidad europea, unión europea, etc…
En tal contexto hay que decirles ahora a los alemanes que de aquí en adelante trabajarán más por menos, porque esos griegos -a los que ya invadieron oportunamente-, se gastaron la guita que les prestaron rompiendo platos al pedo…
Y a los franceses hay que decirles que de aquí en más deberán jubilarse mucho después de envejecer, porque sus despreciados polacos de toda la vida, hicieron mal las cuentas.
Y a los españoles alguien deberá avisarles que todo lo que tienen en realidad es de los alemanes, y que ellos lo quieren todo vuelta...
¿Y a quiénes les toca decírles a estos pueblo esas cosas?... A esos mismos gobernantes que durante todos estos años los emboscaron con sus mentiras; Papandreu, Zapatero, Sarkozy, ¡Berlusconi!, líderes sin liderazgo, administradores mediocres de riquezas ajenas ya erosionados por el fracaso, hirviendo cada uno en sus propios escándalos de corrupción, sexuales, políticos…
Ellos deben enfrentar ahora a sus resentidos y traicionados pueblos y pedirles sacrificio, sudor y lágrimas en nombre de otros pueblos con los que nunca se quisieron, con los que siempre se pelearon...
Y ya no hay que esperar para ver cómo lo harán, qué les responderán. Ya lo estamos viendo: el final ha comenzado.
Londres.
Así es Europa.
Los breves lapsos durante los cuales todos esos pueblos no se pelearon entre sí –organizados en alianzas tan belicosas como inestables-, se debieron a que estaban momentáneamente distraídos en la invasión de los otros continentes, robándose lo que no rompían. De vuelta a casa, se agarraban entre ellos y continuaban con sus matanzas. Francia contrra Inglaterra, Austria contra Italia, Inglaterra contra España, Francia contra España, España contra España, austrohungaros contra otomanos, germánicos y romanos, ibéricos y bretones, Napoleón contra todos, Hitler contra todos, la guerra de los cien años, la de Crimea, la de los Cárpatos, Stalingrado, Verdum, Trafalgar, Dresde, Kosovo, Guernica … y de pronto una mañana, como nunca antes, los unos precisan de los otros para salvarse todos fraternalmente unidos.
No nos parece factible.
No es eso lo que vemos cuando miramos Europa..
Vemos más bien que la sola respuesta de todos esos gobiernos a sus respectivas crisis encadenadas, son el mismo viejo plan de ajuste que no dará sino en más y nuevos disturbios sociales cada vez menos incipientes, cada vez más violentos… eso vemos.
Vemos que los líderes actuales, como es de uso en estos casos, serán inmediatamente responsabilizados, y en breve políticamente linchados. Algunos, incluso, deberán esconderse, exiliarse, o acabarán presos.
Luego, con sus líderes, desaparecerán también los grandes partidos políticos tradicionales europeos, o se renovarán y se trasformarán hasta desfigurarse por completo... Entonces el desorden general alcanzará su punto de caos, y al caos le sucederá un instante de vacío. Y de ese vacío, como tantas otras veces en Europa, puede -podría-. surgir exactamente cualquier cosa.
Eso vemos.
Más rápido que despacio la comida y la energía que tan barato compraban de la mano de los Estados Unidos por el tercer mundo, serán cada vez más caras porque serán cada vez más escasas porque serán cada vez más caras, y así...
Entonces la sierra circular de la inflación, la recesión y el desempleo, comenzará a girar cada mañana más rápido.
Las leyes de extranjería retrocederán hasta el medioevo. Ya no hará falta disimular la xenofobia. El odio será bandera, la codicia prudencia, el otro la excusa, el enemigo que nunca les faltó...
Miramos Europa y vemos pueblos estafados, rabiosos, históricamente enemistados…
Sociedades envejecidas cuyas tasas de mortalidad y natalidad no paran de bajar hacia la lenta nada….
Juventudes químicas, electrónicas, embrutecidas por el consumo, consentidas por la holgura, formateados para un futuro que al fnal no llegó nunca…
Vemos ejércitos armados hasta los dientes, aterrados por el terror, dispuestos al ataque preventivo, acéfalos…
Vemos al Vaticano excusando sus pedófilos…
Vemos un inminente derrumbe, y un montón de gente abajo…
Eso vemos: Europa en llamas… y más allá de nuestra vanidad, no es una profecía, ni una expresión de nuestros miedos, ni muchísimo menos de nuestros deseos… Al contrario. Es apenas la proyección desalmada de lo que ya comenzó según nos cuentan los diarios sin darse cuenta.
París.
(O Atenas, o Roma, o Berlin, o Londres...)
* * *