////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

miércoles, 5 de diciembre de 2012

7D: DIARIO DE LA CUENTA REGRESIVA: DÍA 2.




A esta hora se lucha en los pantanos (de la Justicia). Jueces recusados rechazan otras recusaciones, y así una mano lava la otra.
La valiente muchachada de la SIP llegó desde USA, viene a decirnos si somos libres o qué. Pero tampoco leyeron el texto de la ley.
Bajo el mediodía ardiente el ministro de justicia alerta sobre un “alzamiento” y un “conflicto de poderes”.
¿A quién únicamente podría molestarle una ley antimonopólica?
Es la lucha por la libertad (de expresión), pero ya parece Vietnam: el calor, la batalla, los soldaditos norteamericanos, los pantanos…






Día 2

Mañana


A esta hora se lucha en los pantanos de los Tribunales.
Los cuerpos se hunden en el barro, en la maleza densa de la jurisprudencia y hilos sus infinitos; nadie hace pie, todo es confusión.
Los jueces se recusan, se excusan, parten y vuelven. La Cámara Federal que define la cuestión, preside la historia por un rato. Suena a demasiado y hace mucho calor. Se trata de una ley promulgada hace dos por el Congreso en sus dos cámaras, ¿de qué estamos hablando todavía? ¿Es real todo esto?...
Francisco de las Carreras, el juez recusado por viajar a Miami invitado por el Grupo (por uno de sus brazos, bah), ahora vuelve a ser parte de la Cámara rechazada su recusación por algunos de sus colegas previamente recusados, y también ya de regreso; entre ellos, por ejemplo, la doctora Graciela Medina, cuyo marido ha sido abogado del Grupo Clarín, según ella misma expuso en otra causa para excusarse anteriormente.

El día 2 empieza así. Empantanado, caliente, feroz. 

7.35 de la mañana, el Estado Nacional contraataca, y apela esos rechazos…
Hacia el mediodía, el minsistro de Justicia juega las placas grandes y habla de “alzamiento” y de “conflicto de poderes”.
Munición gruesa que alerta sobre el temor oficial a una maniobra judicial en contra de la decisión que los otros dos poderes ya tomaron con respecto a la Ley de Medios.


La valiente muchachada de la SIP ya está entre nosotros. Viva. Viene de los Estados Unidos para ver si somos libres, o qué.
Los mandó llamar Clarín, según la propia confesión de Claudio Paolillo, titular de la Comisión para la Libertad de Expresión de dicha cámara empresarial:
“Estamos viniendo a pedido de algunos de los diarios socios de la SIP, La Nación, Clarín, La Voz del Interior, La Gaceta de Tucumán y otros que nos han manifestado en la asamblea que hicimos en octubre en San Pablo en que hay una situación muy complicada aquí como consecuencia del famoso 7D pero, y esto lo quiero recalcar, no venimos a defender los negocios del grupo Clarín. Venimos a ver si, efectivamente, como nos dicen los que nos pidieron que viniéramos, está en algún estado de riesgo la libertad de expresión”.
Curiosa intromisión de esta cámara empresarial multinacional, dado que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, como su nombre lo indica, no trata de los medios gráficos. Ni una palabra al respecto.
Nos preguntamos lo mismo que ayer con Pergolini: ¿habrán leído la ley, estos muchachos?...
Alguna vez una comisión así de la SIP, durante la dictadura, visitó el país y denunció a los diarios La Nación y Clarín por su connivencia con el genocidio.
Pero eran otros tiempos; recién entonces Clarín se quedaba con Papel Prensa, pronto crecería hasta volverse inmensamente rico y poderoso, y con los años lograría que la SIP aparezca para defenderlos con la presteza de un mayordomo.
Por lo demás, quisiéramos informarles, a esta valiente muchachada, que en la Argentina, y sobre todo desde que la actual administración abolió la figura de injuria, se puede decir, y de hecho se dice, cualquier cosa de cualquiera.
A los citados invasores les bastaría con leer El Martiyo para confirmarlo, medio que si alguna vez sufrió la censura –y la clausura y la confiscación de todo su material (sin que la SIP dijera una putísima palabra)- fue por parte tan luego de su estimadísimo socio el Grupo Clarín.
Pero qué van a leer El Martiyo, si ni siquiera leyeron el texto de la ley que los trae…  




Tarde

Clarín a los gritos, más bien. Si ya venían muy nerviosos, las declaraciones del ministro Alak les puso los pelos de punta. “En un hecho inédito en democracia, el gobierno recusó todos los jueces de la Cámara, grita la edición virtual.
 Aparte, en un comunicado urgente, desmienten punto por punto al ministro Alak, pero apelando a la vaga técnica de negar las evidencias, simplemente.
Así cualquiera, más bien: “Yo no maté a nadie”, reconoció Robledo Puch, y lo soltaron.
De locos.
Pero de locos que están, justamente, en los propios hechos desmienten sus propias palabras. Titulan el comunicado: “Las mentiras de Alak”.
A los muchachos de la SIP, ya que vienen tan apurados, les bastaría con leer ese título, y ver cómo, sin pudores ni riesgos, un diario trata de mentiroso a un ministro del Ejecutivo nacional –sin ningún riesgo, repetimos-; y así podrían medir rápidamente el estado de la libertad de prensa y expresión y opinión en la Argentina, ya que tan apurados están, manga de hipócritas...



“Avanza la causa contra de las Carreras”, grita la tele, c5n, hacia la hora 16.
El juez que fue a Miami bancado por el Grupo para asistir a un evento auspiciado por Cablevisión.
Lo que suele decirse: “dejar todos los dedos puestos”.
Pero ojo, a no olvidarlo: se pelea en el barro.
Clarín en su elemento.



Noche


En la arenas siempre movedizas de la Justicia –que detrás de sus mayúsculas encarnan hombres, y mujeres, seres humanos, abogados, no semidioses ni santos- se empantana la marcha hacia la libertad nacional, porque ya se eso se trata.
Hay una empresa, una sola, un monopolio, malvado y poderoso, que sostuvo la dictadura y encubrió el genocidio, que se enriqueció, así, con tantos muertos, y que ahora se niega cumplir con la ley, y enfrenta a los tres poderes del Estado, los desobedece, o los soborna. De soberanía nacional, se trata esto ya.
Los días del gigante en el país de los enanitos, habrán acabado. Una sola empresa –o dos, un grupo- ya no podrá decidir la suerte de todos. No existe, como temen los apurados, posibilidad de otro monopolio, estatal, ka, o lo que fuera.
No hay posibilidades, tampoco, de un juego de testaferros.
Sería bueno que todos los que hablan de la ley de medios, como se le llama, se tomaran antes el trabajo de leerla. Con atención. Con conocimiento de causa. Sin olvidar cuál es el tejido societario que domina los medios en la Argentina, desde 1976 en la gráfica, y desde las privatizaciones de los 90 en los audiovisuales.
Este gobierno pasará, la Ley, esta ley, no.
¿Nadie se pregunta, a esta altura, por qué sólo el Grupo Clarín se siente perjudicado por ella?
Una ley antimonopólica, ¿a quién podría incomodar?...
Sabio Pepitito Marrone nos diría: “cheeee…”,


Última hora:
Socio de Cablevisión, con el 40 % de las acciones, quiere adecuarse  a la Ley y le pide a Clarín que venda su parte.
El Grupo se rompe por dentro. Una solución que no esperábamos.

(continuará)


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