////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

domingo, 3 de abril de 2011

LA TRIPLE GUERRA DEL FINAL. 2ª PARTE: “LA GUERRA DE LAS GOLONDRINAS”.




La Guerra de las Golondrinas




El Martillo Plus entrega aquí la segunda nota de su serie La Triple guerra del Final; trilogía destinada a demostrar –en base a estadísticas de las Naciones Unidas (no a chistes de Borges ni de nadie)- que antes del año 2050, los pobres heredarán la tierra, los ancianos serán exterminados sistemáticamente, y ya no quedará en toda Europa un solo estado democrático.  Si bien esta serie fue publicada por primera vez durante el año 2004, sus estadíticas y proyecciones alcanzan el año 2050, por lo cual no sólo encierran en aquél ayer el futuro que hoy vemos llegar, sino que por lo mismo mantienen su vigencia, y su dramatismo.
Lateralmente, además, nutren y sostienen las visiones contenidas en nuestra sección Europa en guerra, revelándonos al cabo, allá, un paisaje social que no es sino suelo propicio para todo tipo conflictos.
En breve La Guerra del Cerdo concluye la serie.
Hoy La guerra de las golondrinas explica en números nítidos (no en cuartetas indescirfrables), por qué las sociedades desarrolladas, tal como las conocemos ahora, ya no tendrán una segunda oportunidad sobre la tierra, obligadas a parapetarse en una endogamia que las extingue, o a sucumbir a las inmigraciones masivas que acabarán por dominarlas, y finalmente desdibujarlas.
Léalo aquí...


sábado, 2 de abril de 2011

"MEMORIAS DE UN MERCENARIO". Hoy: "¡VIVA LA GUERRA!"... (Recuerdo de Las Malvinas...)




* * *
El periodismo es un negocio de extorsión, la prensa libre no existe, y estamos todos rodeados”; fue dicho en el post del 10/11, Una puta inmaculada, que sirve de introducción a esta sección, y donde a la vez anunciábamos estos rápidos relatos destinados a refrendar con hechos las palabras, porque una buena historia vale más que mil imágenes. El autor se retiró de lo que gusta llamar "el periodismo industrial", no arrepentido, pero si exhausto, al cabo de 25 años de oficio.
De su experiencia, estos recuerdos.



* * *


El Martiyo Producciones presenta…


"Memorias de un mercenario"
 




“Los mercenarios que he tratado, y con quienes a veces he compartido la vida, combaten de los veinte a los treinta años para rehacer el mundo. Hasta los cuarenta, se baten por sus sueños y por esa idea que de sí mismo se han inventado. Después, si no han dejado la piel en la batalla, se resignan a vivir como todo el mundo –a vivir mal, porque no cobran ningún retiro- y mueren en su lecho de una congestión o de una cirrosis hepática. El dinero nunca les interesa, la gloria rara vez, y se preocupan muy poco de la opinión que merecen a sus contemporáneos. En esto es en lo que se distinguen de los demás hombres”.

Jean Lartéguy 

* * *


Hoy: ¡Viva la guerra!

"Yo fui el hombre,
yo estuve allí".
Walt Whitman.


Cuando el negocio es la carroña, una guerra es un festín.
Desde el Mundial 78 los grandes medios argentinos no habían vuelto a facturar como lo harían en los días de Malvinas. Duplicaron y hasta triplicaron las ventas. Y duró más que un mundial.
Lo recuerdo perfectamente, puedo decir como Whitman: “Yo fui el hombre, yo estuve allí”. Entonces tenía la edad para ser un soldado, pero tuve la suerte de ser un corresponsal de guerra.
El 2 de abril de 1982 yo era un auténtico novato, no llevaba ni dos años en el oficio, estaba en Somos, la revista que Editorial Atlántida había inventado para apoyar el proceso en general, y el plan económico de Martínez de Hoz en especial. Ustedes se preguntarán: ¿no conseguiste nada mejor para empezar? No. Ese era el mejor lugar para empezar. Una de las empresas periodísticas más grandes de Sudamérica. Más allá del contenido (que se decidía en otro planeta del que yo habitaba por entonces), trabajábamos con los mismos recursos de los mejores medios del mundo. Y además, por aquellos días, todos los medios eran oficialistas excepto los que no existían. A lo sumo, alguno se oponía a cierto sector de las fuerzas armadas, pero amparado por otro. Y mucho más cuando empezó la guerra, que es lo que importa aquí.  
Importa que había estallado una guerra, y que yo estaba allí. Con la edad para ser un soldado, y la oportunidad de ser un corresponsal... ¿O qué otra cosa puede querer un chico saludable que recién empieza en el periodismo y despierta con una guerra a mano, sino ser corresponsal de guerra, eh?...
Era viernes. Temprano rompieron las marchas militares y los primeros comunicados que nadie podía entender porque nadie podía creer. El cielo estaba cubierto de nubes. Un gran desconcierto reemplazaba al sol. Dos días antes la CGT había organizado el primer paro con movilización desde el comienzo de la dictadura, y la marcha masiva y la represión ya inocultable, abrían las primeras fisuras públicas en el proceso. Yo había estado allí, también, ese día, entrel os gases y los palos, más bien. Yo era el cronista. Primera línea, carne de cañón.  
Pero de pronto dos días después los balcones se llenaban de banderas y el primer desconcierto ya se resolvía en festejo. ¡Las Malvinas ahora sí eran Argentinas!.
Me río porque en la redacción el desconcierto seguía. No veían venir lo que venía. Años de periodismo oficialista habían anquilosado todos los reflejos. Ni bien llegué esa mañana, me rebotaron para la Plaza de Mayo sin pasaje de vuelta ni órdenes precisas. No sabían qué hacer. 
En la plaza empezaba a juntarse la gente y allí me lo encuentro ya a Miguel Wyñazki -testigo presencial de lo que cuento-, camarada en la misma trinchera de la mesa de cronistas de Somos, carne de cañón él también, primera línea, y como tales. allí ya estábamos los dos, exáctamente bajo del balcón al cual en un rato se asomará Galtieri a guapear aquello de “Si quieren venir que vengan…". Borges diría: un coraje borracho…
Las multitudes seguían llegando y antes del mediodía y ya llenaban la Plaza. Y todos estábamos de acuerdo por primera vez. Las Malvinas son argentinas. Eso ni se discute. Negros y blancos, ricos y pobres, buenos y malos, bosteros y gallinas,  allí estaban todos... parafreaseando a Miguel Hernández: parecía la primera vez de la Argentina, la sola vez de su total imagen…
A partir de entonces los días se licuaron en sus horas, el pasado fue abolido de repente, y la gran tragedia de la guerra se desplegó en todo su delirio.
La cúpula de Somos, sin embargo, seguía todavía sin saber si dedicarle o no todo el número a Malvinas… Me río, sí, pero no eran los únicos: los principales diarios daban el tema en tapa, claro, pero adentro la vida quería seguir como si nada; se hablaba del mundial de España, que empezaba en julio, que debutaba Maradona, que no podìamos perder...
Pero la guerra se ríe de la vida. Antes de una semana ya no se hablaba de otra cosa, y allí partía yo, el viernes 9 de abril, rumbo a Ushuaia, Tierra del Fuego, con la mínima misión de hacer alguna nota de color, ver qué decía la gente, fotos de los hospitales con las cruces pintadas en los techos, y el lunes de vuelta a la redacción, que hacía falta tropa para correr al archivo, a la Plaza, o por ahí…
Pero la guerra es verdadero caos, y en el caos verdadero... todo es posible.
El sábado 10 de abril a las 9.21 de la mañana yo aterrizaba en Puerto Argentino, Islas Malvinas, a bordo de un Fokker F28 de la Armada, colado en un reducido y listado grupo de periodistas, un poco por astucia, un poco por petiso, un poco encubierto por la noche interminable de aquellas latitudes... pero más que nada camuflado en el despelote general que ya se notaba en todo.
No volví el lunes a Buenos Aires. Más bien. Aquél mismo sábado por la noche un avión militar me despachó con los otros periodistas de regreso a Río Grande. Nadie consiguió quedarse, pero allí estaban el informe y las fotos. Ni bien mis jefes supieron de la hazaña, me colgaron en Tierra del Fuego hasta el final... En rigor, volví pocos días antes de la rendición, el 10 de junio, así que también estaba allí cuando llegó el Papa, y después, el 14, cuando capituló Puerto Argentino y cayó Galtieri; y además recorrí de ida y vuelta por tierra todo el Frente Sur, y vi y viví un montón de otras cosas que no voy a contar aquí porque ya lo conté casi todo en una novela que publicaría muchos años después bajo el título Banderas en los balcones.(*)
Y además se supone que estas Memorias de un mercenario son relatos breves destinados a demostrar con hechos que la prensa comercial es un industria voraz como cualquiera, y mucho más perversa acaso... 
En esa novela cuento cómo funcionaban el tráfico de fotos y de información, la tabla de precios que llegaron a tener las imágenes con heridos, los bombardeos y los cadáveres en playa; lo mucho que rezaban muchos para que el conflicto no se acabara nunca porque nunca habían ganado tanto, los dueños, porque vendían, los periodistas, porque sumábamos viáticos y llovían colaboraciones hasta de Marte; y después la necesidad de exprimir la posguerra hasta su última gota de sangre para sostener de alguna forma la inercia de las ventas, al menos hasta que empezara el mundial. ¡Debutaba Maradona! ¡No podíamos perder!... Las banderas en los balcones, siguieron allí.
El público detrás de lo medios, lo medios detrás del público arengando al público alineados con el gobierno; el público por patriotismo, por ingenuidad o lo que fuera; el gobierno por delirium tremens; los medios, siempre, por dinero... pero todos estuvieron allí, yo también, por eso lo cuento, porque lo vi de cerca, de sur a norte, de principio a fin, por fuera y por dentro… y como hoy es 2 de abril y todo el mundo lo recuerda...  
...Aunque en el contexto de estas memorias acaso sólo importe eso: la inolvidable felicidad de todos aquellos editores -dueños y no-, cuando vender era tan facil, cuando la tipografía catástrofe te quedaba chica en serio, cuando la foto más pobre te daba una doble central, cuando las ideas para la tapa llovían del cielo como las bombas…
Por eso digo: si tu negocio es la carroña… ¡Viva la guerra!


(continuará...)


(*) Banberas en los balcones, Daniel Ares, Editorial de la Flor, Buenos Aires, 1994. En breve en edición digital.

viernes, 1 de abril de 2011

LAS CHICAS DEL MARTIYO... un segundo para verlas, una vida para olvidarlas...

“Las Chicas”

A esta chica le interesan los libros.
Como a nosotros, que nos interesa ella.

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LOS CHISTES DE PERÓN... o de cómo ser ricos sin dinero...

Los chistes de Perón


Si alguna vez los argentinos consiguiésemos el nirvana tangible de una divisa estable, esa nueva moneda debería llevar impresa, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón; como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso, grabara así la riqueza de nuestras más hondas contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría siempre que revela el humor. Por ello aquí El Martiyo, en un gesto estético histórico -pero histórico por estético-, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, así la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.



Cuando una anécdota nace en lo privado, y con el tiempo alcanza lo público, en el camino la leyenda actúa como un rocío, le da brillo, y también la corroe.
Se cuenta que allá por los inicios de su primer gobierno, dispuesto desde siempre a nacionalizar los ferrocarriles (no los trenes, sino una política tarifaria que volvía más caros los mismos ponchos traídos de Salta, que traídos de Manchester), en la primera charla que tiene sobre el tema con Miguel Miranda, su ministro de economía, éste le advierte desde ya que no había dinero para eso… y entonces Perón le responde:
-- Con plata compran los tontos, Miranda…

ESCRITOR X ESCRITOR - HOY: ZOLA X CELINE.

ESCRITOR POR ESCRITOR


Aunque más no fuera por alentar o sostener o cuando menos celebrar esa magnífica fraternidad fuera del tiempo y del espacio que suscita la escritura entre escritores, aquí El Martiyo presenta esta sección que fija, recorta y comparte, en fragmentos preciosos, pedacitos de ese platónico amor de verdad desinteresado, de verdad espiritual, de verdad eterno… de verdad amor.
Escritor x escritor, como Destellos Ajenos, es un espacio exquisitamente escrito, pues lo escriben exclusivamente gigantes inmortales, sólo que aquí los unos elevan a los otros elevándose así en prueba de una generosidad como la que soñaba don Antonio Machado, cuando “la monedita del alma, se pierde si no se da”.




ESCRITOR x ESCRITOR


Emile Zola  x Louis Ferdinand Céline:

E. Zola.

"Si nuestra música se inclina hacia la melancolía, tiene sus razones propias... En nuestros tiempos las palabras, como la música, viajan mucho má lejos que en la época de Zola. Nosotros trabajamos más con la sensibilidad, menos con el análisis. Cuando nos volvamos enteramente morales, en el sentido que nuestra civilización da a la palabra, creo que terminaremos por reducirnos a pedazos impulsados por rara maldad. Sólo el deseo de destrucción nos quedará como único entretenimiento. Este es fomentado en la escuela y conservado a través de lo que todavía se llama vida. De modo que tal vez es este el tiempo de hacer honor a Zola, en vísperas de una gigantesca derrota más. Ya no es cuestión de imitarlo o seguir sus pasos. Evidentemente, no tenemos hoy el talento o la fuerza o la fe que producen grandes cambios de alma. ¿Sería él, por su parte, capaz de juzgarnos? Hemos aprendido algunas cosas muy raras acerca del alma desde que él nos dejó. El camino que el hombre holla es una calle de una sola vía, y la muerte posee todos los cafés.
La escritura de Emilio Zola nos impresiona por su similitud con la de Pasteur -que es tan sólida, tan viva, en dos o tres puntos esenciales. En ambos escritores encontramos la misma meticulosa técnica creadora, la misma cuidadosa honestidad en el experimento, y sobre todo, el mismo extraordinario don para demostrar la verdad, en el caso de Zola, un don épico. Todo eso sería más de lo que nuestro tiempo podría aguantar".

("Homenaje a Zola", publicado en Esprit, París, 1936).

L. F. Céline.
 
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jueves, 31 de marzo de 2011

LOS 7 PECADOS EN 7 FOTOS Y UN SOLO CLICK...

El Martiyo Producciones Presenta...

* LOS 7 PECADOS EN 7 FOTOS *

Aquí en un sólo click toda la serie de esta sección gráfica y finita inspirada en ese poético invento católico de los 7 pecados capitales, que tantas ficciones, dramas y comedias, conflictos y prejuicios han inspirado a su vez, sin que se les conozca ningúna otra razón más o menos positiva...
Aquí entonces, para ver, reflexionar, cortar o pegotear, los 7 pecados en 7 fotos y un solo -y valiente- click...
(Pecar sería huir)

"Más de 1000 Palabras" - Hoy: "Amores de estudiantes", con Muahamar Kadafi y Silvio Berlusconi,

El Martiyo Producciones Presenta...


*Más de 1000 Palabras*
(galería de imágenes)



 Título:

"Amores de estudiantes"

Silvio Berlusconi y Muahamar Kadafi.

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DESTELLOS AJENOS. Hoy: Kafkita (brrr)...








Destellos Ajenos: 


“El tiempo que te ha sido acordado es tan poco que en cuanto pierdas un solo segundo habrás perdido ya tu vida toda, pues esta no es más larga, es sólo tan larga como el tiempo que pierdes. Por lo tanto, si has empezado un camino síguelo bajo cualquier circunstancia, únicamente puedes ganar; no corres riesgo alguno; quizá, al final, te vengas abajo, pero si después del primer paso te hubieses vuelto y hubieses bajado la escalera, inmediatamente y ya desde el principio te habrías venido abajo, y no quizá sino con toda seguridad. Por lo tanto, si nada encuentras en los corredores, abre las puertas; si detrás de esas puertas no encuentras nada, hay todavía otros pisos, si arriba tampoco encuentras nada esto no es nada grave: esfuérzate y sube escaleras arriba. Mientras no dejes de subir, no se terminan los escalones, crecen bajo tus pies que suben”.


Franz Kafka

EL MARTIYO RECUERDA A RAÚL ALFONSÍN: EL HOMBRE Y SUS DÍAS...


El 31 de marzo de 2008 moría Raúl Alfonsín y este blog se hacía en la comunidad de Clarín bajo el nombre El Martillo. Entonces lo recordamos con todo respeto y sin ninguna hipocresía, en un post que aquí reponemos porque también esto censuró Clarín -hoy adalid de la libre expresión-, y porque seguimos sin más nada que agregar al respecto.
Toda muerte es triste, pero ninguna mejora a nadie.


LA PATRIA DECLAMADA

El Martiyo estaba ahí...


Murió Alfonsín.
Todos habremos de pasar por eso un día, y él ya lo hizo.
“Lloras la muerte de tu padre, y olvidas que tu padre ha llorado la muerte del suyo”, dice el príncipe Hamlet, y les decimos nosotros, desde aquì, a sus hijos, y a toda su familia y sus amigos y seguidores.
El Martillo estaba allí aquél 10 diciembre de 1983, bajo el balcón del Cabildo a donde el flamante presidente de la flamante democracia -para distinguirse del balcón de Perón y de sus brazos en alto-, saldría a saludar con las manos unidas junto a una de sus mejillas, inaugurando así cien años de esplendor que no iban a durar ni seis… Yo estaba allí.
Había estado tambien durante la campaña en los actos de Ferro y de Tigre, y en el cierre en la Nueve de Julio… había seguido su campaña, y no por mi gusto: yo votaría al peronismo de Luder, pero era cronista y cumplía mis ordenes.
Entonces los radicales soñaban una vez más con no gobernar, con retozar chillando en una oposición feroz, que era lo que mejor les salía… hasta golpear los cuarteles si todo se complicba…
Pero Herminio Iglesias le prendió fuego en público a un ataud con la sigla UCR, y la victoria se les fue encima.
Y tuvieron que gobernar.
Para quien no los haya vivido, fueron años difíciles, convulsos, finalmente desastrozos...
Hay que decir en defensa de Alfonsín que el grueso de la gente que lo votó, 24 horas depués ya lo había abandonado. Una clase media ilustrada y extendida, temerosa del peronismo, de sus bombos y sus negros, le dio su votó, vio perder al Justicialismo, y a la mañana siguiente, chau. Se sentó a esperar. Pronto a exigir.
Y si a ello se suma que no esperaban ni querían ganar, que no tenían para asumir ni cuadros ni planes ni proyectos, bueno… se entiende que entonces la improvisación, la incoherencia, y al cabo el desorden total, ocuparan esos vacíos.
A poco de andar ya se decía una cosa, y se hacía otra, o en el mejor de los casos, se decía cualquier cosa, y no se hacía nada…
Se propagaba la libertad de prensa, pero el gobierno se había quedado con todos los canales, varias radios, y pronto financió diarios y revistas partidarios con fondos del Estado… Se juzgaba públicamente a los militares de la dictadura, pero en privado se acordaban las leyes de obediencia debida y punto final… Se agitaban las banderas de la soberanía política y de independencia económica, pero las estructuras del poder extranjero que habían puesto y sacado a los militares, seguían intactas; se cachondeaba con la izquierda, pero se copulaba con la derecha… En fin, pronto hubo dos patrias: una real, y la otra declamada. Alfonsín y su gobieno habitaban la última, y todos los demás la otra. Hasta que un día las dos patrias colisionaron. Era de esperar.
Pero bueno, no es hora de hacer revisionismo… quienes lo vivieron podrán evocarlo en rápidos flashes lamentables: el plan austral, aquella semana santa y su tristísimo “felices pascuas”; la mano de obra desocupada y los secuestros inexplicables y nunca resueltos, la “patota cultural” que dominaba los medios; las listas negras, que pronto rodaron por esos mismos medios (cuando se era alfonsinista o se era fascista, golpista y represor, sin estaciones intermedias); y La Tablada con todos sus muertos; y el pacto de Olivos para que Menem no se fuera nunca; y la hiperinflación y los saqueos del final, y el final antes del fin, al mejor estilo de los radicales de siempre, de Yrigoyen a De La rua, pasando por Alvaer, Illía y Alfonsín… Bah, quienes recuerdan esos días no precisan que aquì se los recuerden, y quienes no los recuerdan… habrán de repetirlos, seguramente…
Este cronista acompañó a Raúl Alfonsín -invitado por la presidencia pero representando un medio privado-, en su gira de 1985 por los países de la ex Yugoslavia, Alemania y Francia. En los diarios de la época, están esos hechos.
Pero por detrás de aquellos titulares, me demoro mejor en ese hombre que me tocó tratar, ese abogado de Chascomues, amable, calmo, cálido incluso, resignado al poder, más que signado para él… En cada escala, a punto de partir, el presidente Alfonsín recorría el avión saludando al pasaje uno por uno, y por supuesto a la prensa.
Cuando despegamos de Belgrado rumbo a Bônn, recuerdo, al saludarnos, alguno de los nuestros le devolvió la pregunta:
– Nosotros bien, doctor, ¿y usted?…
– Y… aquí me ven, m’hijo… a mi me dan cuerda y ando…
Y todos nos reímos como si fuera un chiste.
Ayer murió ese hombre.
Y todas las muertes son tristes.
El Martillo saluda a la familia del expresidente, a sus amigos, correligionarios y admiradores. Les dejamos aquì nuestro sentido pésame, el dolor no tiene banderas.
Pero nadie es mejor porque se muere, la muerte no te limpia de la vida, y nosotros quisimos recordarlo tal y como de verdad lo recordamos.
 

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miércoles, 30 de marzo de 2011

EL PERIODISMO INDUSTRIAL: UNA PUTA INMACULADA.


UNA PUTA INMACULADA



Tan luego ahora, cuando el Grupo Clarín -que el último noviembre censuró y cerró todos nuestros blogs en su comunidad-, sale a escandalizar la calle en nombre de la libertad de expresión; creímos oportuno recordarnos el post que sirve de introducción a nuestras Memorias de un mercenario; al solo fin de refrescar y no olvidar cómo funciona la prensa grande, profesionial, esa industria privada cuyos propietarios sin embargo pretenden presentar como una causa pública.
Son pocas líneas, un solo clic,  y varias verdades irrebatibles.
(No porque las digamos nosotros, sino porque así funcionan las cosas).
Pase y lea…

martes, 29 de marzo de 2011

ANÉKDOTAS. HOY: "Lo que se hereda se regala", con Vicente Saadi...

Anékdotas

Hoy: "Lo que se hereda se regala"

Con Vicente Saadi


No muchos hombres deben contar con un estado propio dedicado a cultivar su anecdotario, tal y como sucede con el extinto Vicente Leonidas Saadi, en Catamarca. Propios y ajenos, seguidores y archienemigos, concuerdan siempre en destacar su picardía y repentísimo, y rezan a coro anécdotas ejemplares… de tales características.
Una de ellas cuenta que siendo todavía gobernador, don Vicente se topaba cada mañana, en las escalinatas de su casa de gobierno, con un mendigo discapacitado al que sus hijos sabían darle generosas limosnas. No así él,  que no pasaba jamás de una o dos moneditas. Hasta que un día el muy carenciado  se lo dijo.
-- Sus hijos siempre me dan mucho más...
-- Es que mis hijos tienen un padre rico, yo no.

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EL MARTIYO PLUS. ANTICIPOS: LA TRIPLE GUERRA DEL FINAL

LA TRIPLE GUERRA DEL FINAL
Parte Iª

La Guerra de los Vientres



El Martillo Plus inicia una serie de tres notas destinada a demostrar –en base a estadísticas de las Naciones Unidas (no a chistes de Borges ni de nadie)- que antes del año 2050, los pobres heredarán la tierra, los ancianos serán exterminados sistemáticamente, y ya no quedará en toda Europa un solo estado democrático.
Y no son profecías, son matemáticas.
La guerra de los vientres, La guerra de las golondrinas, y La guerra del cerdo fueron publicadas allá por el 2004 en la revista dominical que la empresa CIMECO producía para sus diarios del interior. Pero como sus proyecciones alcanzan el año 2050, los tres artículos mantienen su vigencia, encierran en aquél ayer el futuro que hoy va llegando; y por lo tanto, mantienen también su dramatismo.
Lateralmente, además, nutren y sostienen las visiones contenidas en nuestra sección Europa en guerra, revelándonos al cabo un paisaje social que no es sino suelo propicio para todo tipo conflictos,
Hoy, para comenzar, La guerra de los vientres, informe que rápidamente da por abolida la vieja y falsa pesadilla de la superpoblación de la Tierra, para reemplazarla por una  aún más densa: la despoblación de la Tierra.
Léalo aquí…




TIEMPOS MODERNOS: imágenes despiadadas como despiadados somos...

El Martiyo Producciones Presenta...


Tiempos Modernos XV

lunes, 28 de marzo de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... con Ulises Petit de Murat...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.

 Iniciábamos aquí el otro día una serie de tres chistes de Borges que este cronista tuvo la fortuna de oír directamente de la boca de su amigo Ulises Petit de Murat. Va el segundo.
A los postres de una cena en la SADE que se perpetuaba peligrosamente, uno de los comensales comienza a narrar la triste y tétrica historia de su esposa recién muerta, que ahora se le aparecía en sueños.
-- Ricardo... Ricardo... -decía el viudo que le decía la muerta- he venido para despedirme...
Cuando desde atrás se oye la voz de Borges que apunta:
-- ¿Qué atenta, no?...

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Aforismos: "No esperes que la suerte resuelva tus problemas...

Aforismos:


"No esperes que la suerte resuelva tus problemas.
Si tuvieras suerte, no tendrías problemas".