////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

miércoles, 25 de mayo de 2011

PRIMICIA MUNDIAL: EL MARTIYO ABANDONA LA LUCHA CONTRA LA OPOSICIÓN.




Si tuviéramos los recursos de los grandes medios, a nadie le faltaría su buen martiyazo en la cabeza. No dejaríamos pasar ni siquiera las especulaciones psicológicas de Chiche Duhalde, desempolvada de apuro por su fantasmal esposo; nos haríamos una fiesta tras otra con las gansadas a repetición de Mauricio Macri, y resucitaríamos incluso a Elisa Carrió… pero somos pocos, y nos conocemos mucho: el enemigo es otro.


EL VENTRÍLOCUO MALDITO





Sin toro no hay torero.
No hay diestro que se luzca frente a una alfombra.
Cuando lo vemos a Macri, bailando como un pelotudo, fesejando porque iba para presidente y no lo siguió literalmente ni su padre; cuando lo oímos a Duhalde calificar su propio circo de “papelón”, y sacar del armario a su Chiche para que ésta se ponga a interpretar psicológicamente a Cristina (lo cual equivale a que el Checho Batista nos explique el conflicto de Medio Ortiente); cuando vemos a Pino Solanas, que quiso ser cineasta y no pudo, que la iba de político de izquierdas y termina a los besos con Mariano Grondona; cuando vemos que ya ni vemos a la Carrió en las páginas de Clarín; cuando el propio Cobitos se llevó puesta a la UCR en su triple traición final (no olvidemos que lo expulsaron por traidor, y que por el mismo motivo lo reincorporaron despuès de la 125, para que él de última los sepulte con aquel adiós en el que prometió no renunciar a su cargo de vicepresidente para demostrar que “un radical también puede terminar su mandato”); cuando vemos todo eso, nos preguntamos, casi con vergüenza, no sin piedad, ¿a quién le pegamos cuando le pegamos a la oposición?
Si el lector se toma la molestia, advertirá que el último post que publicamos sobre la oposición es del 18 de abril: La patria de la risa. (Acaso el título ya anunciaba este adiós).
Desde entonces más de una vez comezamos a escribir sobre alguno de ellos… pero enseguida nos desanimó la desagradable sensación de estar pateando una bolsa de papas… o algo peor, sí: un muerto.
Nos permitimos recordarles a nuestros lectores que El Martiyo nació como El Martillo en octubre de 2008 en la comunidad Clarín.blogs, y ni la fecha ni el site fueron al voleo.
Decidimos iniciar El Martillo después de los hechos que concluyeron con la noche no positiva del cacófónico Julio Judas Cobos y la victoria de la Sociedad Rural, celebrada espantosamente por muchísimas de sus históricas víctimas… Retirados del periodismo industrial desde hacía más o menos tres años, convocados por dicho disparate colectivo, sentimos la necesidad de volver y oponer, al menos, una voz… Concientes de nuestra estatura de David, pero también ya entonces de quién era en realidad el Goliath a enfrentar, elegimos la comunidad de blogs de Clarín, para ser por lo menos esa quinta columna que los masticara por dentro… Y exactamente  eso hicimos durante dos años y un mes, hasta que Clarín no aguantó más, se arrancó su falsa careta de la libre expresión, y nos clausuró por fin, para nuestra decidida honra,  el 11 de noviembre de 2010.
Viéndola venir cuando murió Néstor Kirchner, ese misma mañana nos clonamos en El Martiyo, y desde aquí le seguimos dando y dando, a la oposición, y a Clarín, que vienen a ser la misma cosa, o mejor dicho: la oposición es Clarín, y ya no hay otra cosa. El resto son fantasmas que crea su ilusión, y que ya vemos: aparecen y se desvanecen, y sólo, siempre, queda Clarín allí…
Por supuesto cuando decimos Clarín aprovéchanos a reunir en tan cómodo vocablo, todo lo que en sí contiene: el diario y el Grupo, el Goldman Sachs, y sus muchos medios y sus incontables negocios y sus socios, Papel Prensa y por lo tanto La Nación y por lo tanto el Barton Group, y la empresa Cimeco, a través de la cual controlan los diarios Río Negro de Río Negro, La voz del interior de Córdoba, El Tribuno de Salta, el Los Andes de Mendoza, y otros), más las radios y los canales de cable y…. uf, damos gracias por la existencia de la palabra Clarín, cuya formidable síntesis contiene tanto… por no decir "todo”.
Su ingrato nombre, si bien se piensa, supone y concentra el último bastión de los enemigos del país: la Sociedad Rural de las grandes exportadoras, la cúpula eclesiástica que bendijo el proceso, la timba financiera internacional, y los últimos fantasmas de una Argentina errática y frustrada: Duhalde, Macri, De Narvaez, la Carrió en fin, en términos de oposición, podríamos decir: “dentro de Clarín todo, fuera de Clarín, nada”.
En esa inteligencia entonces, y a riesgo de que el lector nos presuma monotemático, anunciamos aquí concentrar desde hoy la suma de nuestras fuerzas en el único enemigo, que es, en sí, todos los enemigos.
Lo cual no quita, claro, que no se liguen algún eventual martiyazo sus espectros de turno (la tentación siempre estará)… Pero no seremos nosotros quienes ahorquen al muñeco mientras se nos escape el ventrílocuo.




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