////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///
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jueves, 2 de junio de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... ¡con la patria adentro!....

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.

Una vez, un joven, por la calle, se le acerca y le regala su primer libro de poemas. Borges, ya ciego, agradece y le pregunta cuál es el título del libro. No sin orgullo, el joven le espeta:
-- "Con la patria adentro".
Borges acota.
-- Pero qué incomodidad, no?...


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miércoles, 25 de mayo de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... y los errores del sistema...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.


Cuando cumplió 80 años un periodista entonces muy conocido y ahora olvidado, le preguntó por televión, en vivo y en directo, qué pensaba de su edad. Borges, sin ningún énfasis, respondió:
-- Que es un error del sistema métrico decimal- y se calló.
Pero ante la perplejidad del notero, decidió explicarse.
-- Fijesé que si en vez de contar de diez en diez, contáramos de doce en doce, yo hoy cumpliría 60 años, que es una edad bastante decorosa, no?...

 

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martes, 17 de mayo de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... ser o no ser...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.


Roberto Alifano, amigo de Borges, cruzaba una avenida con él, cuando en la mitad una mujer los intercepta, reconoce a Borges, y emocionada le pregunta si él quién es:
-- ¿Usted es Borges, no?...
Pero allí Alifano le avisa a Borges que están en medio de una avenida, y Borges, paciente pero rápido, le responde a la mujer.
-- Sí, soy Borges, señora, pero acá me dicen que si no seguimos caminando puedo dejar de serlo…


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domingo, 8 de mayo de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... uno de militares...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.

En 1980, plena dictadura, proclamó sin alterarse que “los militares argentinos jamás habían oído el silbido de una bala”, y que “ya no eran guerreros, sino burócratas”.
La reacción oficial no se hizo esperar, y entre las muchas críticas, un alto oficial del ejército le respondió en carta pública, que él había participado de una misión pacificadora de la Naciones Unidas, en no importa aquí qué guerra. Inmediatamente, Borges se retractó en otra carta no menos pública:
“Me he equivocado y es mi deber rectificarme. Quiero dejar constancia de que hay un militar argentino que una vez oyó silbar una bala”.

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viernes, 29 de abril de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... ¡uno con El Martiyo!...

Los chistes de Borges

 
Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.

Con el orgullo correspondiente, digo que esta historia la vivimos Borges y yo.
Feria del Libro, 1984, Borges presenta una nueva edición de la Enciclopedia Espasa Calpe en uno de sus stands, y allí confiesa, recuerdo,  que ante la clásica pregunta qué libro se llevaría a una isla desierta, él siempre responde: una enciclopedia.
Como era de esperar, el stand desborda, pero este cronista, por cronista, consigue la primera fila, y espera el final para acercársele. Y el final llega, y allí quedamos entonces, frente a frente, por una vez en la vida, Borges y yo... y le pregunto lo único que se me ocurre:
-- ¿Qué siente cuando encuentra su nombre en las enciclopedias?
Por un instante, Borges parece mirarme. Y me dice:
--  Ciertamente… las ediciones de las enciclpedias acaban distinguiéndose por sus errores.

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martes, 19 de abril de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... el último de Ulises: perros de la noche...

Los chistes de Borges




Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.


El último de Ulises.
Borges y Petit de Murat compratían, entre otras cosas, largas caminatas bajo la noche hacia las periferias de la ciudad, como quien huye hacia el sur por arrabales últimos. Cierta vez, perdidos los dos entre descampados de Valentín Alsina, son asaltados y despojados de todo. Ya liberados por los maleantes, ya desnudos, sin saber exactamente dónde estaban, empiezan a caminar en busca de ayuda, pero todo lo que encuentran son perros y más perros que surgían de la oscuridad para seguirlos y ladrarles. Borges se puso tan nervioso, que se echó a correr. Ulises quiso calmarlo:
-- Dicen que los perros no muerden a una persona cuando está desnuda...
-- Bueno… pero de eso que se ocupen los perros, nosotros ocupémonos de correr.

lunes, 11 de abril de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... uno de gorilas...

 Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.



Cuando el peronismo se instaló en el poder por primera vez, Borges fue promovido de su cargo como director de la Biblioteca Nacional, al de “inspector de conejos, aves y huevos”. Por supuesto, renunció inmediatamente, pero siempre habría de recordar aquellos días con un fino resentimiento que no por fino lo salvó de más enconos: "Cuando escucho a los historiadores hablar de fatalismo histórico, les recuerdo las turbas que entre un saqueo y un incendio daban horror a las noches de Buenos Aires vociferando: ¡Mi general cuánto valés! y los otros servilismos del repertorio". Con el tiempo superó la crispación y registró aquella sentencia inapelable: “el peronismo no es ni bueno ni malo: es incorregible”.
Sin embargo acaso el mejor chiste que logró su genial incomprensión, lo protagonizó en uno de sus habituales paseos solitarios por Buenos Aires, cuando un muchacho lo reconoce y se le acerca para ayudarlo a cruzar una calle, y mientras lo hacen, le confiesa su admiración, pero le dice:
-- Disculpe, Borges, pero debo avisarle que soy peronista…
-- No se preocupe, mi amigo –le responde él- yo también soy ciego…  


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domingo, 3 de abril de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... otro con Ulises Petit de Murat...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.

Seguimos con los chistes de Borges que Ulises me contó. Aquí va el tercero.
Reunión de escritores y poetas en la SADE. Selecta concurrencia, y un encendido orador que grita:
-- ¡Hay que hacer algo por los jóvenes poetas!...
Y allí Borges que dice desde el fondo...
-- Sí.. disuadirlos...

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lunes, 28 de marzo de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... con Ulises Petit de Murat...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.

 Iniciábamos aquí el otro día una serie de tres chistes de Borges que este cronista tuvo la fortuna de oír directamente de la boca de su amigo Ulises Petit de Murat. Va el segundo.
A los postres de una cena en la SADE que se perpetuaba peligrosamente, uno de los comensales comienza a narrar la triste y tétrica historia de su esposa recién muerta, que ahora se le aparecía en sueños.
-- Ricardo... Ricardo... -decía el viudo que le decía la muerta- he venido para despedirme...
Cuando desde atrás se oye la voz de Borges que apunta:
-- ¿Qué atenta, no?...

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martes, 22 de marzo de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... y la muerte antes de la muerte...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.

 
El cronista de estos chistes cierta vez tuvo la suerte de conversar de Borges con su gran amigo Ulyses Petit de Murat, quien ostentaba con orgullo el raro privilegio de tutearse con él. Se conocían desde la juventud, habían trabajado juntos en el diario Crítica; me contó muchas cosas de las cuales rescato tres historias. Aquí va la primera.
Un día hacia mil novecientos ochenta y algo, algunos diarios franceses, y hasta el  New York Times, difundieron la falsa noticia de la muerte de Borges.
-- Apenas pude –recordaba Ulyses-, me comuniqué con Georgie y le expresé mi desagrado por la noticia apócrifa de su muerte.
-- Apócrifa no –me corrigió él-, prematura nada más.    

miércoles, 16 de marzo de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... humor premiun...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.


Cada año, cada octubre, cada vez que no le daban el premio Nobel, lo peor acaso consistía en soportar las embestidas ajenas sobre la justicia o no del que sí lo había recibido.
Asombrado al respecto, comentó una vez:
-- Es extraño lo que ocurre: nadie discute el premio Nobel de física, o el de química, pero todos discuten el de literatura... como si la literatura fuera más simple que la química o la física...


 

sábado, 12 de marzo de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... uno para para matarse...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.

Hacia 1980, la escritora Liliana Heker entrevista a Borges para su libro Diálogos sobre la vida y la muerte. En un momento de la charla, como sucedía entonces, se agota el lado uno del cassette donde grababan, y Heker le pide a Borges un minuto para darlo vuelta. En ese momento, Borges aprovecha para preguntarle quiénes más participarán de ese libro. 
-- El profesor Croatto -le informa Heker-, profesor de religiones comparadas, y el doctor Grazzano, psiquiatra, que dirigió el Centro de Asistencia al Suicida...
-- ¿Y qué hacen allí? ¿Ayudan a la gente a matarse?... 

lunes, 7 de marzo de 2011

LOS CHISTES DE "COCO" BORGES...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.


Este cronista sabe de muy buena fuente que Borges aceptaba tantos reportajes, porque era la forma que tenía de pagarle a la gente que lo ayudaba, y que así, buenamente, traficaban con su amistad. Pero dos veces, por lo menos, se negó. Una fue cuando lo invitaron a un programa de Cacho Fontana, y la otra cuando lo llamaron para uno de Borocotó Junior. 
-- Me negué, por supuesto... –explicó- ¿Cómo iba a hablar con gente que admitía ser llamada por esos nombres? Es lo mismo que si yo permitiera que me llamaran "Coco Borges".  

miércoles, 2 de marzo de 2011

Otro chiste de Borges en tevé...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.


Cuando tantos años después uno recuerda que era así nomás, que la televisión argentina tenía entonces sólo cuatro canales pero que en cualquiera de ellos, en cualquier momento, podía aparecerse Jorge Luis Borges, en vivo yen directo, en carne y espíritu...
Otra vez fue el locutor Antonio Carrizo quien lo tuvo allí frente a frente, ante las cámaras. Y ya al comienzo de la entrevista, pisó en falso. Previo extenso silencio de inexplicable misterio, arranca y dice...
-- Tengo una duda, Borges... -y se detiene de nuevo. Fatalmente ya.
Porque entonces Borges apunta:
-- Qué afortunado... yo tengo tantas...  

jueves, 24 de febrero de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... ¡EN LA TELE!....

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.


En los últimos años de su vida, ya mediático por universal, tuvo que sufrir los rigores de la fama  -“que no merece nadie”-, y así arrastró su paciencia -sólo comparable a la memoria de Funes-, a través de un aciago peregrinar de reportaje en reportaje soportándolo todo, y dejándonos a cambio, en su generosidad sin límites, los más altos instantes de humor de los que pueda jactarse para siempre la televisión argentina. Iniciamos entonces la serie "Borges en tevé", por llamarla de alguna manera, con éste aquí.
Cierta vez fue Juan Alberto Badía quien lo tuvo frente a frente en su rítmico programa de los sábados, y allí aprovechó para tocar uno de los temas que a Borges menos lo entusiasmaban: su eterna candidatura al Premio Nobel. De vuelta llegaba octubre, pronto sería revelado el ganador, y allí Badía, de ceño fruncido, severo como sagaz, le pregunta muy resueltamente:
-- Si le dijeran ahora que nunca se lo van a conceder, Borges... ¿su vida seguiría como siempre?
-- Naturalmente -respondió Bores levemente sorprendido-, la mayor parte de la humanidad vive sin el premio Nobel.
 

miércoles, 16 de febrero de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... humor de alta gama...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.



En 1980, Borges recibía el Premio Cervantes de Literatura. Compartía el galardón con el poeta español Gerardo Diego. Los dos se conocían desde su juventud, y ahora, allí, octogenarios ambos, se encontraban después de mucho en la ceremonia de entrega. El Rey Juan Carlos ya estaba listo para su discurso, cuando por fin Gerardo Diego logra llegar hasta el célebre ciego, y lo saluda.
-- Hola, Borges...
-- ¿Quién es?.
-- Soy yo, Gerardo...
-- ¿Quién?
--  Diego.
-- ¿En qué quedamos?

jueves, 10 de febrero de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... (uno para Dios)...

Los chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.


Una noche en auto, camino de Lichfield, Escocia, alguien le señala a Borges una pequeña capilla abandonada construída en el siglo IX.
Era tarde y había nevado todo el día. La noche helaba. Aún así, Borges se obstinó en parar, bajó del auto, anduvo la nieve, entró en la estrecha -y vetusta- capilla, y una vez adentro, en su silencio congelado, recitó el Padrenuestro en voz alta y anglosajón.
De regreso al coche, todo lo que dijo fue:
-- Le quería dar una sorpresa a Dios.

sábado, 15 de enero de 2011

LOS CHISTES DE BORGES. HOY: "Kiplingo"...

Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.


Como parte de su esencia, el humor de Borges se manifestaba allí donde encontraba un mínimo espacio. También en su obra.
En el prólogo de 1969 a su libro Elogio de la sombra, Borges escribe la palabra psalmos, cuando ya la Real Acacemia Española autorizaba a escribir “salmos”. Más de allá de ellos, él igual dice allí “…hubiese preferido la respiración de los psalmos (1)”, y luego sí, en una llamada al pie, aclara:
1. Deliberadamente escribo psalmos. Los individuos de la Real Academia Española quieren imponer a este continente sus incapacidades fonéticas; nos aconsejan el empleo de formas rústicas: neuma, sicología, síquico. Últimamente se las ha ocurrido escribir vikingo por viking. Sospecho que muy pronto oiremos hablar de la obra de Kiplingo.

lunes, 3 de enero de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... y la gracia del horror


Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.



Si hasta cuando profetizaba el horror, el horror cobraba gracia.
En 1941 escribe un artículo para la revista Sur en el que advierte sobre el peligro todavía inadvertido que ya representaba Adolfo Hitler para el mundo entero. Cerraba así.
“Lo inverosímil, lo verdadero, lo indiscutible, es que los directores del Tercer Reich procuran el imperio universal, la conquista del orbe. No haré enumeración de los países que han agredido ya y expoliados; no quiero que esta página sea infinita. Ayer los germanófilos perjuraban que el difamado Hitler ni siquiera soñaba en atacar este continente, ahora justifican y adulan su novísima hostilidad. Han aplaudido la invasión de Noruega y de Grecia, de las Repúblicas Soviéticas y de Holanda; no sé qué júbilos elaborarán para el día en que a nuestras ciudades y a nuestras costas les sea deparado el incendio. Es infantil impacientarse, la misericordia de Hitler es ecuménica; en breve (si no lo estorban los vendepatrias y los judíos) gozaremos de todos los beneficios de la tortura, de la sodomía, del estupro y de las ejecuciones en masa. Alguien, para frustrar nuestras esperanzas, observa que estamos lejísimos. Le respondo que siempre las colonias distan de la metrópoli: el Congo Belga no es lindero de Bélgica”.

lunes, 27 de diciembre de 2010

LOS CHISTES DE BORGES. HOY: Mi cuñado...

Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.


Su buen amigo de juventud -cofundador con él del “ultraísmo argentino”-, Guillermo de Torre, con los años, se convirtió en su cuñado. Luego el tiempo los fue distanciando, y la relación entre los dos se enfrió cada vez más. Después de Torre quedó sordo, y desde entonces, cuando le preguntaban a Borges cómo se llevaba con su cuñado, él enseguida respondía:
-- Cada vez mejor: yo no lo veo y él no me oye.