Días de súbito silencio de pronto interrumpido a punto de cumplir tres años desde aquél 4 de octubre de 2008 cuando irrumpimos como El Martillo en la comunidad de Clarín.blogs, vueltos así la quinta columna que hoy también tiene su humilde lugar en la victoria. Pero la victoria es el final de la batalla. A cuatro años de su nacimiento, El Martiyo siente su misión cumplida y a sí mismo se pregunta: ¿continuará?...
EL MARTIYO DESPUÉS DEL MARTIYO
Como ya hemos explicado en otras oportunidades cuando un súbito silencio nos ausentó durante días, El Martiyo es un blog unipersonal que depende exclusivamente de la voluntad de su editor, el autor.
Los motivos para tales ausencias o silencios, suelen ser variados, a veces confusos, muchas veces personales, y por lo tanto, no siempre pertinentes.
Pero esta vez no. Esta vez fue -¿es?- distinto. Las causas de este nuevo silencio son más bien públicas, acaso universales. Ni siquiera nosotros lo entendemos del todo.
Por un lado, en el plano de lo que llamamos la actualidad –que nos resulta apenas una versión de la realidad-, El Martiyo siente que ha cumplido.
Fundado como El Martillo el 4 de octubre de 2008 -harán mañana tres años-, nació de la reacción a la llamada crisis del campo y para enfrentar cuerpo a cuerpo al verdadero Mal detrás de todos los males: la prensa hegemónica, el Grupo Clarín y sus socios. Hoy, a pocos días ya de la reelección de Cristina, después de ver en las primarias que más de la mitad del país comprendió el modelo que tanto defendimos en las horas difíciles, y mientras miramos cómo se hunde Clarín abrazado a Sergio Shocklender en un final a toda vergüenza, hoy sentimos que hemos cumplido, que la victoria que sentimos siempre nuestra, ahora ya es nuestra.
Y por otro lado, atentos a otras realidades -acaso relajados por la batalla vencida-, nos fue revelada, digámoslo así, cierta información de índole espiritual pero científica, que nos tuvo bastante absorbidos, por no decir abducidos.
Son tiempos de cambios, de los cuales los cambios que advertimos sobre la superficie de la actualidad, no son sino también versiones, acaso últimas, de otros cambios mayores en otras realidades acaso Primeras.
Los diarios ya no traen noticias, si entendemos por noticias las auténticas novedades que traían Colón de sus Indias o Marco Polo del oriente, la papa, el papel moneda, el espagueti… A la deriva sin rumbo sobre las aguas de la actualidad, los diarios agonizan entre minucias de consorcio, y apenas nos cuentan asuntos administrativos más o menos cercanos, más o menos lejanos, y poco más. Raras veces las verdaderas grandes noticias alcanzan algún espacio en las páginas interiores. Raras veces.
Así hace un mes, por ejemplo, a principios de setiembre, hurgando en las páginas de “relleno”, supimos que nuestros miopes radares y telescopios humanos habían hallado aquí nomás otro planeta gemelo a la tierra –y van tres-, con iguales condiciones naturales y atmosféricas, y por lo tanto, seguramente poblado de seres no menos listos que nosotros. Tal vez más. Tal vez ellos nos miren desde hace rato.
Así también –leyendo lo que “nunca importa”-, el sábado 24 de setiembre algunos pocos diarios llegaron a consignar el descubrimiento del neutrino, una partícula que viaja a mayor velocidad que la luz, lo cual marcaría el minuto quince del cuarto de hora de fama del supergenial Arlberto Einstein, lo cual significaría, a su vez, en términos prácticos, que hemos vivido equivocados. Y completamente.
Sin embargo nada de esto fue tapa, y el mundo siguió andando. El viaje de un ministro, una huelga ferroviaria, el derrumbe sin fin de las bolsas de Europa, el pase del año, un nuevo divorcio, y cosas así, nos mantienen en la diaria ignorancia que llamamos la realidad, y por lo tanto, creemos la verdad.
El Martiyo mañana cumple tres años, los motivos que le dieron origen ya casi no existen. Cristina se yergue como la conductora indiscutida de un modelo cada día menos discutido, y mayoritariamente comprendido y compartido. El Mal, el verdadero mal detrás del mal, nuestros principales diarios, agonizan como tristes monstruos que al final eran espuma y nada más. La oposición es invisible, inodora e insípida. Empezamos a sentir que pateamos contra un colchón.
Nos mantendremos alertas porque hierba mala… ya se sabe. Pero aspiramos a una nueva etapa del Martiyo, que sin renunciar a lo mejor del pasado, sepa darle al presente ese toque de futuro que trae la noticia auténtica.
Otras voces, otros ámbitos –dijera Capote- nos hablan y nos esperan… ¿Sabremos encontrarlos, oírlos?...
Cristina ya no precisa de nosotros, aunque aquí estaremos listos si alguien se anima a… Aquellos sectores de la ciudadanía que llegaron a ver en De Angelis un líder y en Cobos un estadista; ya no serán engañados así nomás por Clarín y sus marionetas, por Mirtha Legrand o Inmorales Solá; aunque aquí seguiremos atentos a cualquier intento… Pero así como un día anunciamos que abandonábamos la lucha contra los hombres y mujeres de la oposición para concentrarnos en Clarín y sus socios porque nos parecía absurdo estrangular al muñeco mientras se nos escapaba el ventrílocuo (Ver El Ventrílocuo Maldito); así también ahora confiamos el final de Clarín –lo que es, oculta y representa- al pueblo argentino, que sabrá terminarlo de una vez por todas para arrojarlo por fin al abismo del olvido. (Sin que por ello abjuremos del placer de algún empujoncito puntual)… Estos tres años de pelea contra los grandes medios fueron ásperos, por no decir rasposos… Ex-mercenarios del periodismo industrial, más de una vez nos sentimos como Michael Corleone arrastrados de regreso al barro de una lucha de la que personalmente pretendíamos haber escapado ya. Sin embargo la dimos, a cara descubierta y corazón abierto, sin ocultar nuestro nombre, ni los que hicieran falta, ni tampoco nuestro pasado, con fechas, detalles y datos, con libertad y sin temores, dijimos cuanto se nos dio la gana de lo que se nos dio la gana, y no reconocimos más limitaciones que las que les son propias a un individuo y su blog. Tres años después, cantada la victoria, sentimos merecer otras voces y otros ámbitos, y en su búsqueda vamos…
Este post no es un retorno, una vuelta, suspende el silencio, y por lo tanto lo mantiene, es más una ambición, un deseo, una prueba de fe. Mañana mi blog cumple tres años, y son tiempos de cambio. La pregunta mejor es: ¿continuará?...
Fé de Erratas: publicamos este post con un extraño error: donde ahora se lee "tres" o "tercer", ayer decía "cuatro" o "cuarto". Recién gracias al comentario del buen lector identificado como "Tilo", descubrimos que cumplimos "tres" años y no "cuatro". La errata ya fue reparada. La causa que la provocó, en cambio, no. Sepan así disculpar también las próximas.
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