Anékdotas
Hoy: Al maestro con cariño
Con Diego Maradona y Roberto Perfumo
El ya suculento anecdotario de Diego Maradona, no tendrá fin más allá de él. La leyenda se tejerá infinita.
En pos de ella, El Martiyo, contemporáneo del mito, quiere registrar aquí, dejar impresa, una anécdota menor y grandiosa, hecha pública hace poco, en el transcurso de una entrevista a Maradona en el finísimo programa de Víctor Hugo Morales y Roberto Perfumo, Hablemos de fútbol.
A la sazón, allí, Perfumo y Diego, recordaban el primer encuentro de los dos en una cancha. Diego era un chico, Perfumo un veterano mariscal lleno ya de cicatrices y medallas.
-- Me habían avisado del pibe de Argentinos Juniors, que la rompía… -y entre la risa de ambos, el Mariscal confiesa- así que ni bien empieza el partido, en un momento, bueno… lo crucé un poquito fuerte…
Y Maradona, derrumbado por la tremenda patada, ahí ahora, tanto después, recuerda y cuenta.
-- Y entonces desde el piso lo veo a Perfumo que se me viene con el referí y todo serio me pregunta “estás bien, pibe, no?”… sí, sí, le dije yo, así, con todo respeto… si hasta casi le pregunto: ¿no se habrá lastimado el pie, maestro, no?
En pos de ella, El Martiyo, contemporáneo del mito, quiere registrar aquí, dejar impresa, una anécdota menor y grandiosa, hecha pública hace poco, en el transcurso de una entrevista a Maradona en el finísimo programa de Víctor Hugo Morales y Roberto Perfumo, Hablemos de fútbol.
A la sazón, allí, Perfumo y Diego, recordaban el primer encuentro de los dos en una cancha. Diego era un chico, Perfumo un veterano mariscal lleno ya de cicatrices y medallas.
-- Me habían avisado del pibe de Argentinos Juniors, que la rompía… -y entre la risa de ambos, el Mariscal confiesa- así que ni bien empieza el partido, en un momento, bueno… lo crucé un poquito fuerte…
Y Maradona, derrumbado por la tremenda patada, ahí ahora, tanto después, recuerda y cuenta.
-- Y entonces desde el piso lo veo a Perfumo que se me viene con el referí y todo serio me pregunta “estás bien, pibe, no?”… sí, sí, le dije yo, así, con todo respeto… si hasta casi le pregunto: ¿no se habrá lastimado el pie, maestro, no?
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