A propósito del informe oficial del gobierno sobre el tema Papel Prensa, allá por mediados de año, en El Martillo -el blog que Clarín nos clausuró- publicábamos este post que aquì reproducimos a fin de reconstruir la crónica de la guerra con DOS medios, y para que se entienda mejor, de paso, por qué motivos Clarín nos prohibió.
Esto también es historia.
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Una trama de altísima complejidad se revela paso a paso en la historia de la venta de Papel Prensa a medida que se rompen los sellos que la ocultan. Contradicciones, mentiras y desmentidas que desconciertan no sòlo a los cronistas y su público, sino incluso a sus protagonistas
Inmediatamente desde las páginas de los dos grandes diarios, sus empleados, los periodistas -o más bien: los abogados que ahora ocupan el lugar de los perdiodistas-, y sus políticos satelitales, salieron a cacarear demasiado rápido contra el informe difundido por el gobierno tachándolo en el mejor de los casos de fiasco, en tanto la patética Patricia Bullrich (ex ministra de la catastrófica Alianza, sobreviviente inexplicable del que se vayan todos), ya reclamaba la renuncia del Canciller y de un secretario de estado apenas agarrada de las contradictorias declaraciones del inestable Isidoro Graiver; hasta que por fin el domingo, con efecto strike, la viuda de Graiver decidió hablar públicamente por primera vez desde la venta de la empresa; y entrevistada por el diario Tiempo Argentino, repitió, y confirmó, entre otras cosas -espeluznante la mayoría-, lo que ya le había dicho por escrito a la Secretaría de comercio:
-- Magnetto me dijo: firme, porque en esto le va la vida de su hija y la suya.
¿Qué parte de la frase será la que no entendieron el impoluto Joaquín Inmorales Solá, el eterno golpista Mariano Grondona, el espantoso doctor Nelson Castro, la marionética Patricia Bullrich?..
Digan lo que digan ahora Clarìn y La Nación y su florido elenco de títeres, seguirá siendo un hecho que la empresa Papel Prensa fue comprada por ambos en cinrcunstancias por lo menos confusas, en 1977, apenas muerto su dueño en circunstancias todavía más confusas, y con la anuencia, el permiso, la complicidad de la Junta de Comandantes, más aún: en sociedad con dicho estado asesino; y es un hecho muy fácil de comprobar, además, que ambos diarios, a partir de entonces, callaron todos los crímenes de la dictadura, excepción hecha de los que acompañaron, fomentaron y/o aplaudieron, mientras multiplicaban geométricamente su capital.
Entre todo lo leído a propósito en los últmos días, rescatamos un pasaje de Horacio Verbitsky, quien supo distinguirse apenas recortando de ese pasado y sus archivos, el comunicado que entonces dieran los nuevos dueños de Papel Prensa al hacerse cargo del empresa, “explicando que su ingreso a la fábrica había sido ´previa consulta y conformidad de la Junta de Comandantes en Jefe`” .
Son sus propios archivos.
El pasado inalterable.
Lo que Borges llamaba: “el rígido ayer”.
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