////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

lunes, 6 de diciembre de 2010

BRULOTES BRUTALES - Hoy: Horacio Rodríguez Larreta, la sombra sin hombre...

Repartos protagonícos...


LA SOMBRA SIN HOMBRE




Siempre que nos pasa cerca le pegamos de costado, pero ya es hora de admitir que su personaje ha crecido tanto en la serie de la que participa, que decidimos dedicarle mejor un buen martillazo pleno, exclusivo para él, pues hay segundos de primera, y tal es el caso de Rodríguez Smither Berreta, el alcahuete oficial de Mauricio Macri, quien, dicho sea de paso, desde que se sacó los bigotes le creció la nariz y quedó igual a Mrs. Burns. (Más joven, sí, pero eso es sólo cuestión de tiempo).
Lamentamos no recordar exactamente el nombre real de Rodriguez Berreta, pues de tanto llamarlo así, y de tan poco que nos importó siempre, su verdadero nombre se nos acabó por borrar.. Incluso nos parece periodísticamente desastroso escribir un artículo sobre alguien del cual no sabemos ni cómo se llama., lo admitimos. Peor aún: nos largamos a escribir sobre Rodríguez Berreta sin ni siquiera saber de dónde salió, cuál es su trayectoria política, sus logros en la función pública, ni qué estudió, ni de qué trabajaba antes, ni qué nada… Es impresionante lo poco que sabemos de este muchacho, y lo mucho que nos disgusta sin embargo.  
Y no son prejuicios. Reflexionamos al respecto, y podemos afirmarlo: no son prejuicios. Es su manera de subestimarnos cada vez que abre la boca.



El Pro vence en Captial.
Dias felices. (Y lejanos).


 
Desde luego comprendemos su trabajo: defender lo indefendible, presentar la realidad como una ficción y viceversa, extraer inmaculado a su jefe del océano de estiércol donde se hunde, y hacerle creer, en fin, a todo un país adulto –y doscientos años más vivo que él-, que el sol sale de noche y la luna es un invento de la oposición. Arduo trabajo, lo entendemos.
Arduo y muy delicado, exige imaginación de máxima pureza, el repentismo de un ángel, muchísimo carisma, y un mínimo de racionalidad; virtudes todas de las que Berreta carece por completo.
Con su cara de susto, su hablar afectado, y sus cuatro argumentos de cotillón con los cuáles sale a batallar cada micrófono que se le cruza, Rodríguez Berreta se ha convertido, como su sosias Smithers, en un personaje de reparto sin el cual ya no podemos imaginarnos el resto de la serie, eso también hay que admitirlo.
Invulnerable a las balas, pase lo que pase, Berreta jamás se rinde. Todos los días, con la misma férrea convicción, y el mismo indignado asombro, repite cada mañana lo que hace meses ya nadie le cree.
Diezmado pero invicto, sombra de su jefe sin hombre propio, no convence, al contrario: irrita a quienes pretende convencer como cualquiera que te toma por idiota. Es, dijéramos, un tiro en el propio pie del pistolero que lo usa, y también por eso le hacemos el aguante con este regio martillazo: porque Rodríguez Smither Berreta, o como se llame, es de los que jamás se rinde, y mientras más defiende a su jefe, más y más lo hunde en su océano de estiércol.
Y porque Mrs. Burns será siempre Mrs Buns, pero nunca sin Smithers.(*)

Poner la cara tiene su precio.


(*) El Martiyo se considera especialista en Los Simpson, lo cual, entendemos, aumenta la gravedad de este brulote.


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