Vuelve el que juró no volver más…
EL HOMBRE DE LA CARA MÁS DE HIERRO
Sin que su pueblo se lo pida en absoluto, ni rastros de ninguna vergüenza, el hombre que había jurado públicamente retirarse de política para siempre, ya empapeló Buenos Aires con su cara descarada y ya asoma brazos en alto por los balcones del monopolio Clarín alzando sus consignas y encarnando su lucha (sus consignas y su lucha de Clarín, claro), y poniéndole por fin nombre y cara –o lo que queda de ambas cosas- a la verdadera oposición.
Ahora sí ya todo encaja de manera exacta: el juramento roto, la traición a la palabra empeñada, y por lo tanto la consecuente y natural pertenencia al monopolio de la falsedad nacional. Ya todo está donde debía estar.
Fallecidos Cobos, la Carrió y Macri (1); el mañetismo (2), acorralado, decidió jugar el ancho que le quedaba, el hombre que al fin y al cabo los protegió del juez Marquevich y de tantas otras cosas; el hombre al que al fin y al cabo ellos también habían protegido cuando los asesinatos de Kosteki y Santillán y Cabezas, o sea, en fin, el socio de siempre de tantos silencios... acaso, seguramente ya, el mejor de sus hombres.
Sin embargo –o por supuesto- nada nuevo nos trae el nuevo candidato, ni siquiera su mera intención de obstaculizar la recuperación total de la Argentina , embanderado apenas con los principales clisés de la oposición en un popurrí de lugares comunes que van de “la paz y la tolerancia entre todos los sectores”, incluyendo expresamente a "los que quieren a Videla", hasta “imponer el orden" y "reprimir no es mala palabra".
Se trata, obvio, de alcanzar todos los targets del vacío, desde el miedo al odio. Macri dice lo mismo. Les costará distinguirse. Acaso sea esa la riña en el barro más divertida que nos espera.
Ambos dos hablan de “recuperar el orden” de "olvidar" o "superar" el pasado (especialmente el que afecta a Martínez de Hoz & Co.); ambos prefieren una policía bien armada para resolver los reclamos sociales, y ambos dos se muestran maravillados por el modelo Brasil, sin importarles, a ninguno de ambos dos, que el último informe de las Naciones Unidas sobre desarrollo humano, puso a la Argentina en el puesto 45 (uno por debajo de Chile, primero en Latinoamércia), en tanto el colosal Brasil aparece en el lugar 73, 28 lugares debajo de la ARgentina... Pero bueno, qué importa la realidad cuando lo que importa es el poder.
Para acompañar con algo más que palabras el relanzamiento del hombre que había jurado todo lo contrario, estallaron en simultáneo los fuegos artificiales (pues nada tuvieron de espontáneos) de los sucesos de Constitución: 30 o 40 ultraviolentos y todas las cámaras del país en vivo, y después en diferido y así durante días mientras Macri pedía palos por cadena nacional al grito de “animémonos y vayan”, en tanto sus punteros se fugaban de la justicia… El artificio de fuego de un lanzamiento a toda fiesta.
Si El Martiyo no supiera quién es Eduardo Duhalde; si no ignorásemos a la vez las fuerzas oscuras que de verdad lo sostienen; si en cambio sí ignorásemos cómo opera su aliado Luis Barrionuevo; si hubiésemos nacido en otro país, si también lo ignorásemos todo sobre los poderes concentrados que el actual gobierno afecta; entonces tal vez no asociaríamos una cosa con la otra, ni a Duhalde con Clarín, ni a Barrionuevo con Duhalde, ni a Clarín con Macri, ni a Barrionuevo y Duhalde con Macri, Clarín y los 30 o 40 ultraviolentos de Constitución, ni a los punteros pro-fugos denunciados por sus propias víctima de la villa 3, ni al Mal con todos estos.
La nueva piel de cordero de este viejo lobo rabioso, no puede engañar más que a otros lobos igual de viejos y rabiosos. Su falsa sonrisa, la falta de sustancia de su discurso, la nunca del todo bien contada historia de su historia en la caída de Fernando el Bobo y en las muertes del puente Avellaneda; más el resentimiento y la envidia concentrados en la bomba de tiempo de su esposa, azuzan paradójicamente el odio que sus confusas consignas de ocasión pretende sin embargo aplacar. Si no conociéramos este país y sus protagonistas, nos parecería todo esto muy extraño, incluso incoherente, sino inverosímil.
Pero todo encaja perfectamente: los sectores arrinconados por la verdad y la justicia tanto tiempo esperadas, hoy se amontonan y se funden amalgamados por el odio de siempre y por los nuevos miedos, y de sus fondos más hondos surge el mejor de sus muchachos: Eduardo Duhalde, el hombre de la cara más de hierro.
(2): Decidimos acuñar el tèrmino "mañetismo", para denominar por fin ese movimiento que ya es más que un partido, mucho más que un empresa, y que hace mucho más aún que no es un medio de información. Si utilizamos la "ñ" para adaptarlo, por no a llamar dicho movimiento de “magnetismo”, cuando en realidad espanta.
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