////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

sábado, 6 de noviembre de 2010

EL MARTIYO Y EL MARTILLO, MARTILLAZOS POR TODOS LADOS: DEMOLIENDO CLARÍN...



EL MARTILLO QUE NO CESA


Le recordamos a nuestros lectores que El Martillo –matriz original de El Martiyo- sigue publicándose, de manera simultánea –y precaria-, en la comunidad de blogs de Clarin, la cual no les recomendamos visitar.
De buena gana los hubiésemos abandonado del todo, nos duele ver la edición esquelética de los posteos que aquí lucimos en todas sus posibilidades, y hasta donde nos permiten nuestras limitaciones. No las de ellos.
Pero obligados por la lucha que nos impusimos como partisanos, el viejo Martillo sigue allá a los golpes demoliendo el monopolio que infiltró a tales efectos.
Nos regocija infornar que el derrumbe va fenómeno, que Clarín entero se cae a pedazos, que sus blogs están cada día más inoperables, lentos y feos pese a los buenos esfuerzos de sus autores, y por eso no dejamos de convocarlos a la rebelión, y de invitarlos al éxodo sin irse, como hicimos nosotros, que nos clonamos y nos quedamos y nos fuimos y ahora les pegamos por todos lados…
Noten ustedes mismos de ida y vuelta lo que es un blog y el otro con este  rápido click y no se asusten que una vez allá encontrarán otro click que más rápido los traiga de vuelta, está todo calculado, vayan que los esperamos…


Tic tac, tic tac, etc.


Si ya fue y vino, habrá visto con sus propios ojos el drama que se vive dentro de ese monopolio que no hace tanto llamaba a la gente a tener su blog allí con promesas de ágiles y bellas plataformas, cuando no era más que una nueva emboscada tan propia de ellos como lo fueron, por ejemplo, las AFJP, o, sin ir más lejos, el mentiroso diario que publican a diario.
Clarín se cae a blotques, acaban de verlo en un detalle, que es sólo uno entre infinitos. Clarín se derrumba.
No nos adjudicamos la demolición entera, ja, por supuesto que no... Pero sí la situación nos recuerda la historia de esos dos albañiles –el uno pesimista, el otro lo contrario- que rompían rocas juntos para la construcción de una catedral. El primero se quejaba de romper rocas todo el día. El otro en cambio se jactaba ante los suyos de estar levantando una catedral.
Nosotros no pegamos unos cuántos martillazos por todos lados...  Nosotros demolemos Clarín.


A diestra y siniestra, con dos pares de botas...

El Martiyo

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