////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

lunes, 22 de noviembre de 2010

UNA DE CUPIDO: CORAZONES EN BROCHET


Palabras de amor...


UNA DE CUPIDO

Un poco de su propia medicina




El amor es lindo.
Dos desconocidos que nunca jamás se han visto antes, ni jamás se han importado por lo tanto tampoco,  en un instante se enamoran, y chau. Así es el amor.
Un hombre y una mujer que han crecido y vivido ignorando mutuamente sus dos existencias, de pronto se vuelven mutuamente imprescindibles. ¿Por qué? Porque la mágica flecha de Cupido, atravesó sus corazones, oh, como una brochet.
Y luego sucede lo que sucede siempre.
Primero ambos corazones, ahora flechados, quedan de pronto unidos -abrochados, bueno-, y así entonces, juntitosjuntitos -qué lindo-, comienzan a sangrar... Porque lógicamente, claro, la flecha, al atravesarlos, desgarró los tejidos de ambos órganos, comprometiendo, en la mayoría de los casos, arterias y válvulas vitales que nos eximimos de enumerar por las dudas usted esté comiendo.

Imaginario corazón herido... (que te duele de verdad).


El caso es que partir de allí, sangrando juntos, ambos corazones, obedeciendo, dijéramos, a un atávico instinto de supervivencia, intentan, cada vez con mayor frecuencia y fuerza, extraerse la flecha que destroza sus vísceras, lógico.
Desde luego, en cada intento por arrancarla, al maniobrar la flecha, el mismo movimiento estropea aún más los tejidos interiores de ambos músculos cardíacos, aumentando por consiguiente sendas profusas hemorragias… Suele suceder en tales casos, por lo general, que allí los atravesados se desesperen -cual ahogados, cual asfixiados (cual desesperados, bah)-, y esto, desde luego, intensifica las hemorragias. Claro.Mucho.
Llegado este punto, de más está decir que aurículas, ventrículos, válvulas, en fin… que ahí ya nada está del todo entero, más bien.
¿Qué sucede entonces?, ¿Qué hacer entonces?...
No, consejos no damos. (Y menos a los enamorados, que en dicho estado y situación no consiguen razonar -si es que te oyen-).  En cuando a qué sucede…
Encuestas propias nos demostraron que en tales casos, los desenlaces se reducen a dos alternativas solas:
Una: o los propietarios de dichos órganos se resignan a la flecha, y sangran juntos hasta que la muerte por fin los separe (y detenga de paso la hemorragia); o, dos: se arrancan la flecha junto con los corazones, y chau. El amor es así.
Cualquier otro final, es un desmán de la suerte que no pesa en las estadísticas, o una historia trunca de esas que nos gusta llamar gases de hollywood... 


El popular corazón al plato: apenas una víscera. 
No le pida peras al olmo.

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